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Servicio de la Fundaci�n Colombiana de Tiempo Libre y Recreaci�n

Fundaci�n Latinoamericana de Tiempo Libre y Recreaci�n - FUNLIBRE Costa Rica

 

 

 

Documento:

FUNDAMENTOS DE LA RECREACION

Autor:

FUNLIBRE

Origen:

M�dulo 3
Formaci�n de l�deres comunitarios en Recreaci�n
Programa Realizado por FUNLIBRE para el IDRD.

A�O 2004

 

 

 

 

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Contenido:

| 1. OBJETIVOS | 2. METODOLOG�A | 3. OCIO, TIEMPO LIBRE Y RECREACION |
| 4. TENDENCIAS ACTUALES DE LA RECREACI�N | 5. LA RECREACION COMO SATISFACTOR SINERGICO |
| 6. BENEFICIOS DE LA RECREACION | 7. PEDAGOGIA DEL OCIO | 8. EL TALLER CREATIVO RECREATIVO |

 

 

INTRODUCCI�N

 

Las vivencias, experiencias y satisfacciones de los usuarios de los servicios de recreaci�n son el fundamento de la labor del recreador, por cuanto suscitan nuevas formas de definir y afrontar un proyecto de vida y de afrontar o modificar su realidad. Es indudable la importancia que adquiere el enriquecimiento personal y profesional de quien asume esta labor, lo que conlleva a la cualificaci�n y al posicionamiento de la misma y, a su vez, de la recreaci�n como medio para el desarrollo humano y social.

 

El m�dulo de FUNDAMENTOS DE LA RECREACI�N pretende brindar al recreador los conceptos y las herramientas b�sicas que contribuyan de manera efectiva a hacer realidad en la pr�ctica los planteamientos anteriores. A trav�s del m�dulo intentaremos dar respuesta a los interrogantes surgidos al respecto, de manera tal que el acopio de conocimientos y vivencias sirva a los prop�sitos profesionales y operacionales en su campo de acci�n.

 

Iniciaremos tratando de clarificar los conceptos b�sicos y las tendencias actuales de la recreaci�n, reconociendo sus valores y alcances como disciplina y como actividad significativa dentro del desarrollo de la humanidad, lo cual nos ubicar� directamente sobre el qu� hacemos y su raz�n de ser.

 

Es necesario, en tal sentido, enfocar a la recreaci�n desde la perspectiva de los beneficios que aporta en el desarrollo de las distintas dimensiones humanas y, por consiguiente, en el de la integralidad personal, lo que, una vez llevado a la conciencia, permita fijar nuevos lineamientos hacia la consecuci�n de mejores niveles en la calidad de vida del ser.

 

Abordaremos las principales estrategias definidas en el PLAN NACIONAL DE RECREACI�N para la planeaci�n y ejecuci�n de programas l�dico-recreativos, con el prop�sito de adentrarnos paulatinamente en el trabajo de campo.

 

El cap�tulo sobre Pedagog�a del Ocio aportar� nociones, estrategias y experiencias importantes para el trabajo directo del recreador en su ejercicio como instructor y motivador de actividades y procesos. Nos conduce a un recorrido por algunas de las t�cnicas e instrumentos m�s usuales para el desarrollo de actividades l�dico-recreativas y que tienen, entre otras, la finalidad de trascender al simple acto recreativo (con qu� y para qu�) y nos plantean la necesidad de educar en, mediante y para el ocio

 

 

1. OBJETIVOS

 

                     Del m�dulo

 

Cualificar el talento humano participante del programa con respecto a la apropiaci�n de los fundamentos de la recreaci�n, tal que sean asumidos de manera consciente en el dise�o de actividades y programas recreativos que generen beneficios significativos y contribuyan a cimentar una cultura de la recreaci�n en los beneficiarios.

 

                     General

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Brindar los conceptos y elementos metodol�gicos fundamentales de la recreaci�n, definiendo sus caracter�sticas y componentes particulares, de tal forma que su apropiaci�n permita definir prop�sitos claros en la formulaci�n e implementaci�n de actividades y programas recreativos de impacto.

 

                     Espec�ficos

 

Los participantes estar�n en capacidad de:

o         Identificar los conceptos fundamentales de recreaci�n, ocio y tiempo libre desde sus caracter�sticas, prop�sitos y componentes espec�ficos.

o         Identificar y analizar los conceptos y caracter�sticas de las tendencias actuales en Recreaci�n Social, Pedagog�a L�dica y juego desde la perspectiva del desarrollo humano.

o         Brindar las herramientas y estrategias b�sicas adecuadas de la Pedagog�a L�dica con miras a su aplicaci�n pr�ctica en el dise�o y desarrollo de actividades y programas l�dico-recreativos.

o         Propiciar la reflexi�n colectiva y la comprensi�n individual respecto al papel de la l�dica como instrumento para el desarrollo de la capacidad creativa.

o         Fomentar el desarrollo e implementaci�n de t�cnicas de pensamiento y procesos de reflexi�n-creaci�n de car�cter l�dico a partir de la vivencia de los fen�menos sociales y las expresiones art�sticas y culturales de manera que sean aplicables a la soluci�n de conflictos de la realidad inmediata.

o         Ofrecer los conceptos b�sicos a fin de comprender a la recreaci�n como un sistema que requiere para su funcionalidad de un m�todo apropiado de planeaci�n y ejecuci�n para garantizar sus prop�sitos finales.

 

 

2. METODOLOG�A

 

 

A partir de la lectura previa de los materiales de apoyo entregados a los estudiantes, se profundizar� en cada unos de los temas propuestos, de tal manera que el encuentro permita la conjugaci�n de las propuestas te�ricas con las vivencias de cada participante.

 

Si bien es cierto que la primera parte de la sesi�n se desarrollar� de manera magistral, en el desarrollo tem�tico se har� aplicaci�n de recursos, instrumentos y estrategias propios de la Pedagog�a L�dica con el fin de que el participante los vaya reconociendo y apropiando como complemento y pr�ctica de los contenidos del eje tem�tico correspondiente.

 

Las lecturas son requisito indispensable para la preparaci�n del m�dulo y a la vez son tomadas como materiales de apoyo para el desarrollo de los trabajos de aplicaci�n y evaluaci�n, en los cuales se privilegiar� el trabajo en grupos: una vez logrado el reconocimiento de cada uno de los componentes tem�ticos, de su respectiva identificaci�n y an�lisis, se desarrollar� una sesi�n de trabajo de aplicaci�n conducente a la resoluci�n de problemas o situaciones puntuales que permitan, mediante la implementaci�n de estrategias l�dicas, la ampliaci�n de los conocimientos y de la capacidad de relaci�n y expresi�n, as� como el desarrollo de aptitudes y potencialidades de manera creativa.

 

De all� surgir� un producto espec�fico (informe) resultante de la capacidad anal�tico-creadora de los participantes donde se haga manifiesta una clara relaci�n entre la teor�a y su aplicaci�n pr�ctica en la resoluci�n de problemas concretos.

 

En el desarrollo de los temas se otorgar� suma importancia a los saberes y experiencias individuales de los participantes como puntos de an�lisis, rescatando y promoviendo su utilizaci�n como estrategia e incorpor�ndolos al proceso con las debidas orientaciones, si son requeridas.

 

De otra parte, se considerar� como criterio de evaluaci�n, en el aspecto individual, la disposici�n y el inter�s del participante hacia el tema desarrollado, su grado de participaci�n, entusiasmo, espontaneidad, seguridad y sentido de pertenencia con respecto a su labor.

 

 

3. OCIO, TIEMPO LIBRE Y RECREACION

 

 

3.1. RESE�A HISTORICA

 

El proceso de hominizaci�n se caracteriza y se fundamenta por la interacci�n del individuo sobre el medio como estrategia obligatoria de supervivencia, lo que implica un reconocimiento de sus potencialidades. Si bien es cierto que en las primeras etapas tal interacci�n no es plenamente consciente, m�s bien intuitiva, no por ello deja de ser una experiencia enriquecedora de sus habilidades naturales. El car�cter gregario del individuo se hace m�s evidente al desarrollar una concepci�n comunitaria de la vida social y productiva. En este accionar de compartir las actividades y los beneficios de la misma, se va cohesionando paulatinamente el grupo surgiendo la normatividad como agente regulador de las relaciones, sin implicar necesariamente la jerarquizaci�n ni la especializaci�n.

 

En este �mbito, el tiempo libre como tal no se da, pues el reconocimiento de la naturaleza y su adaptaci�n o transformaci�n son igualmente actividades productivas. M�s a�n, las manifestaciones recreativas, como los ritos y ceremonias, responden a la necesidad de interactuar sobre los elementos; as� mismo, la cultura material responde a criterios de utilidad, si bien que, combinados con lo est�tico, lo art�stico. En este plano, la actividad productiva se combina con la capacidad creativa.

 

El surgimiento de la diferenciaci�n social y la propiedad privada da paso al modo de producci�n esclavista donde se pone de manifiesto la diferencia entre el tiempo dedicado al trabajo y el dedicado al ocio, asumido o disfrutado seg�n la condici�n de esclavo o de amo. La especializaci�n de tareas entre la poblaci�n libre da paso igualmente a la concepci�n del tiempo de descanso (compensador), no necesariamente tiempo de ocio.

 

Es en las sociedades mediterr�neas, Griega y Romana, donde el tiempo de ocio es verdaderamente aprovechado para el desarrollo individual y la realizaci�n personal. En Grecia, el tiempo de ocio es destinado a la contemplaci�n creadora del esp�ritu generando manifestaciones art�sticas y cient�ficas y planteamientos filos�ficos. El ocio adquiere la propiedad de un medio para el enriquecimiento f�sico y espiritual.

 

En la sociedad romana, a diferencia, el ocio es considerado como un medio compensador de las energ�as para el trabajo. Ocio se identifica con tiempo libre; negocio (nec-otium = negaci�n del ocio) es tiempo ocupado. Ese tiempo de descanso es ocupado en entretenci�n o diversi�n que distrae de la obligaci�n laboral y que en muy pocas ocasiones enriquece verdaderamente el esp�ritu. Las peleas de los gladiadores o los sacrificios de cristianos frente a los leones no se pueden considerar de ninguna manera como �diversi�n constructiva� (ni m�s faltaba!).

 

Con la ca�da del Imperio Romano de occidente (siglo V ) se da paso al modo de producci�n feudal donde persiste la diferenciaci�n social basada en las relaciones de servidumbre y vasallaje, surgiendo una clase de terratenientes que, para nuestro tema, dar�n un enfoque particular a la concepci�n del ocio. El ocio es privilegio de la clase que no requiere desempe�ar una labor productiva -indigna, por dem�s-, es ostentoso; las actividades recreativas como el deporte y la caza otorgan reconocimiento social. Para la clase trabajadora, los siervos, el tiempo de ocio es ef�mero y es dedicado a cohesionar la familia. Durante esta etapa surgen personajes como el buf�n y el juglar quienes ofrecen diversi�n popular y en no pocos casos tendr�n el privilegio de actuar en las cortes.

 

La burgues�a de las ciudades emplear� su poder econ�mico para ganar prestigio mediante la realizaci�n de fiestas, bailes y festivales que incluyen la danza y el teatro y, ya entrando el Renacimiento, a trav�s del patrocinio a los artistas, escritores e inventores, siguiendo en este �ltimo caso un criterio de utilidad. Para entonces, y seg�n su apreciaci�n, el tiempo de ocio debe ser igualmente productivo (reviviendo a su manera el ideal griego).

 

Con el surgimiento de la Reforma Protestante se modifica radicalmente la concepci�n del ocio considerando censurables y acusables las manifestaciones recreativas y se dignifica de tal manera el trabajo, que las actividades de ocio son estigmatizadas como libertinaje y por consiguiente �condenables�.

 

El fen�meno de la industrializaci�n en la sociedad Moderna le ha dado al ocio una concepci�n netamente compensadora y ello se demuestra en el af�n de los trabajadores por lograr concesiones que disminuyan el tiempo laboral y por consiguiente aumente el tiempo de descanso. Sin embargo, esta apreciaci�n en t�rminos cuantitativos no se traduce en aprovechamiento cualitativo. Lo que importa no es el ocio sino el no trabajo. De tal manera, si en las etapas anteriores el ocio ten�a un contenido y un significado, para �sta es espacio vac�o que poco contribuye a la humanizaci�n del individuo. De all� que en los �ltimos tiempos haya surgido la industria de la entretenci�n con la finalidad de otorgarle sentido y calidad al tiempo libre.

 

3.2. �C�MO DEFINIMOS EL OCIO?

 

La noci�n (idea vaga) de Recreaci�n, en su sentido m�s general, est� asociada a t�rminos subjetivos y opiniones fundamentadas en el inter�s o la experiencia de quien la asume, pudi�ndose considerar por ello como una actividad, un sistema, una idea, el jugar, el divertirse, el hacer deporte competitivo, toda entretenci�n, etc. Concepciones fragmentarias que no abarcan la totalidad del fen�meno. Ante la dificultad de conceptualizar sobre un objeto tan amplio, es necesario relacionarlo con sus componentes, buscando por lo menos definir su raz�n de ser. Su fundamento.

 

Tocaremos como punto de partida el car�cter liberador del ocio, concepci�n antagonista con el puritanismo que consideraba al trabajo como el �nico y exclusivo elemento liberador. El centro del problema es el trabajo; �ste, en cualquier modelo pol�tico a partir de la industrializaci�n, posee como caracter�stica a la alienaci�n o conduce a ella: el obrero realiza tareas fragmentarias siendo el eslab�n de una cadena mec�nica donde el producto no tiene relaci�n con �l, gener�ndose cierta servidumbre sicol�gica dif�cil de sobrellevar. Por esto se busca en el no trabajo un sentido distinto, un significado a la existencia.

 

En t�rminos marxistas, la alienaci�n se define como el acto en que el mundo de las cosas producidas por el hombre penetra en su propio interior haci�ndole perder sus caracter�sticas humanas. Para la sicolog�a social, por lo mismo, el trabajo deja de ser un fin en s� mismo, un acto libre, para transformarse en s�lo un medio y ser vivenciado como obligaci�n, yugo, monoton�a, fatiga y aburrimiento. As� el hombre se empobrece sicol�gicamente, humanamente, en vez de desarrollarse y ampliar su yo y su conciencia. Se deteriora su posibilidad de comunicaci�n, de aprendizaje, de creatividad (por el car�cter repetitivo del trabajo).

 

Por otro lado, el consumo es tambi�n factor alienante. consider�ndolo como un acto en el cual no participan nuestras necesidades reales sino que obedece a condicionamientos externos como la ostentaci�n, la apariencia o la moda. El dinero como producto del trabajo otorga al individuo el poder para adquirir cosas, independientemente de que las utilice o no. O que las utilice mal. El tiempo libre es igualmente una mercanc�a que se adquiere o que se acumula para ser consumida, gastada hasta su agotamiento, como preparaci�n para afrontar nuevos momentos de obligaciones (las vacaciones, por ejemplo).

 

Si identific�semos al tiempo libre como tiempo de no trabajo, incurrir�amos en notable contradicci�n por cuanto �ste �ltimo se manifiesta como resultado de una necesidad de desprenderse de una obligaci�n para ser disfrutado; responde a la necesidad de contrarrestar el cansancio o el aburrimiento del trabajo y, al ser necesario, no puede consider�rsele libre. Ser�a simplemente tiempo �liberado de...� (obligaciones); tiempo hetero-condicionado (condicionado por otro), pues la libertad supone la anulaci�n de la necesidad. Para que el ocio adquiera el car�cter de liberatorio, no s�lo debe anular la obligaci�n primaria sino tambi�n los efectos de dicha obligaci�n: el trabajo es la obligaci�n, el cansancio, el aburrimiento, el estr�s, son los efectos de la misma. El tiempo libre ser� tal en tanto posibilite la elecci�n �igualmente libre- de utilizarlo �para...� (algo), sin responder m�s que a auto-condicionamientos.

 

Las funciones del ocio, seg�n Jean Dumazedier, estudioso del tema, deben ser:

 

Descanso, en cuanto libera de la fatiga laboral.

Diversi�n, por cuanto libera del aburrimiento y la monoton�a, re-equilibrando al individuo frente a sus obligaciones.

Desarrollo de la personalidad, en tanto posibilita una mayor participaci�n social y cultural desinteresada.

 

Esta �ltima funci�n supone una verdadera disponibilidad del individuo para s� mismo, condici�n esencial para su socializaci�n. A partir de esta trilog�a que implica conocimiento, placidez y desarrollo, se reconoce la recreaci�n como un componente vital parta la formaci�n del ser humano y a trav�s de la cual se satisfacen necesidades de distensi�n, disfrute y crecimiento personal. En consecuencia, todo aquello que permita o estimule el desarrollo del hombre como totalidad, merece el calificativo de recreativo.

 

Aunque la recreaci�n se puede lograr por medio de actividades, no es posible identificarla plenamente con ellas, puesto que �stas son solo medios que le permiten al individuo reconocerse y tomar decisiones. El car�cter recreativo lo confiere el hombre mismo cuando, a trav�s de ellos (los medios), se recrea, es decir, cuando la participaci�n o pr�ctica de una actividad cuenta con la actitud receptiva, positiva y transformadora que produce una verdadera satisfacci�n, para el disfrute pleno de la vida, la alegr�a, la fe, la confianza, la solidaridad, la auto-realizaci�n, el deseo de superaci�n y otros valores.

 

De esta manera, se puede afirmar que nos recreamos cuando hemos logrado sustraernos de lo habitual o rutinario, descubriendo en las cosas un nuevo sentido. Nos recreamos con el di�logo sincero, en la verdadera amistad, con la lectura o re-lectura de un libro; en la contemplaci�n de la naturaleza, cuando variamos o encontramos algo nuevo en lo que hacemos a diario, en la clase, en el trabajo, nos recreamos.

 

Se hace necesario insistir en la recreaci�n como medio y no como fin �ltimo. Como medio, ayuda a orientar la vida y contribuye al desarrollo del car�cter y estructuraci�n de la personalidad, pues a trav�s de las actividades recreativas se logra un equilibrio entre lo que se es y lo que se quiere ser. Su influencia es grande y va mas all� de la b�squeda de alegr�a, placer, distracci�n, calma, creaci�n, factores que proporcionan un renovado impulso para volver a encontrarse en aquello que puede ser fundamental para la vida de cada uno, como lo es el trabajo, a trav�s del cual realizamos lo que m�s nos gusta y nos permite crecer individual y colectivamente en la reciprocidad con los dem�s, asumiendo en la pr�ctica con car�cter recreativo. Re-crear (volver a crear), resume toda la filosof�a de la recreaci�n.[1]

 

De otra parte, podemos identificar, seg�n el mismo autor, las caracter�sticas del ocio:

 

Es liberatorio, en tanto es el resultado de una libre elecci�n y porque libera de obligaciones.

Es hedon�stico, en tanto busca el placer, la satisfacci�n como fin.

Es desinteresado: no est� sometido a ning�n fin lucrativo o utilitario.

Es personal: atiende a necesidades individuales auto- condicionadas.

 

A esta altura y, partiendo de los elementos, funciones y caracter�sticas del ocio expresadas anteriormente, la RECREACION la podemos concebir como el conjunto de actividades que conllevan al descanso, a la diversi�n y a la formaci�n personal y social del individuo, fomentando su capacidad creadora de manera libre y espont�nea.

 

 

4. TENDENCIAS ACTUALES DE LA RECREACI�N

 

 

A continuaci�n esbozaremos las principales caracter�sticas de las tendencias, modelos de acci�n o enfoques de la recreaci�n m�s usuales con el prop�sito de que sirvan como punto de partida para una discusi�n m�s amplia, de forma que nos permita definir con mayor claridad sus alcances y beneficios con miras al dise�o apropiado de los programas l�dico-recreativos.

 

 

4.1. EL RECREACIONISMO

 

Enfatiza en el car�cter netamente compensatorio de la recreaci�n en cuanto otorga singular importancia a las actividades desarrolladas en el tiempo de no trabajo, las cuales hacen las veces de factor re-equilibrante y regenerativo del estado an�mico y f�sico de las personas involucradas. De tal forma, el tipo de actividades es lo de menos, pues �stas tienen el car�cter de aleatorias �en ocasiones desordenadas- e individualistas y a trav�s de ellas -o en ellas-, se pretende que se d� cierto grado de sociabilidad sin m�s condiciones que el disfrute del conjunto en masa. De lo que se trata en �ltimas es de ocupar el tiempo no ocupado laboralmente, tr�tese de los momentos despu�s de la jornada, el d�a libre o las vacaciones. Por ello, quienes dirigen u organizan �desde afuera- este tipo de actividades son �oficiantes� del ejercicio f�sico o recreadores emp�ricos que, si bien es cierto, en ocasiones planean sus programas y rutinas, ellas est�n lejos de cumplir con las funciones que definimos con anterioridad.

 

Este modelo de acci�n, desafortunadamente el de m�s arraigo en nuestro medio, se corresponde con el sistema socio-econ�mico imperante, por cuanto en �l no media ni interviene la reflexi�n, el cuestionamiento o la trascendencia humanista de lo realizado m�s all� del divertimento; m�s bien, de lo que se trata es de perpetuar �y aceptar- el estado de cosas. Los casinos y gimnasios de las empresas sirven a la medida a tales prop�sitos.

 

 

4.2. LA ANIMACI�N SOCIO-CULTURAL (A.S.C.)

 

Este modelo tiene sus ra�ces en las corrientes sociol�gicas de los a�os 50 y se fundamenta b�sicamente en la Educaci�n Popular y en la participaci�n social como motor de transformaci�n; por lo tanto, se enfoca hacia el cambio de actitudes en las personas y hacia su participaci�n dentro de la din�mica social, de manera consciente. De all� que las acciones del animador socio-cultural pretendan la modificaci�n, la generaci�n, la reflexi�n o la toma de conciencia acerca de los valores sociales o institucionales, afirmando en la cr�tica el car�cter de modelo contra-funcional (inconformismo, antes que pasiva aceptaci�n). El sentido educativo y formador de este enfoque se refleja igualmente en el m�todo de trabajo, en cuanto permite que el conjunto de acciones sea influido o dependa de los intereses de los participantes, fomentando el acuerdo y el trabajo grupal. Difiere del anterior en cuanto a que, en aquel, la intervenci�n de los participantes en la planeaci�n y el desarrollo de la actividad es m�nima o nula; por otra parte, la diversidad de actividades de la A.S.C. abarca otros campos como las pr�cticas deportivas, culturales, art�sticas o de socializaci�n

 

En este modelo podemos observar, adem�s del car�cter compensatorio de la actividad recreativa, el componente liberatorio en cuanto posibilita la elecci�n personal y, lo social y hedon�stico, referido a una diversi�n elaborada y compartida al interior del colectivo, m�s consecuente con las funciones y caracter�sticas del ocio ya descritas, a diferencia del car�cter individualista del recreacionismo; as� mismo, los animadores, ya sean emp�ricos, voluntarios o formados en la academia, tienen muy en claro los anteriores fundamentos.

 

 

4.3. LA RECREACI�N EDUCATIVA

 

La finalidad de la educaci�n, en sentido general, es la formaci�n del individuo en todas sus dimensiones, intelectual, f�sica, social, cultural, afectiva, tal que pueda integrarse adecuadamente a la vida futura. Sin embargo, tradicionalmente ha sido fraccionada d�ndose �nfasis a uno u otro aspecto, hasta llegar a reducirse a la formaci�n para el tiempo ocupado, para el trabajo (entendido como �empleo�), m�s que para el individuo en s� o para la vida misma, perpetuando la reproducci�n del sistema con sus concebidas desigualdades.

 

Muy pocas son las instituciones educativas que pretenden modificar el sistema a partir de la toma de conciencia de los participantes posibilitando el surgimiento de protagonistas de dicho cambio; las pol�ticas educativas en nuestro medio actual lo hacen casi imposible y, la educaci�n as� vista, carece del car�cter liberador que debe poseer y pierde su fundamento original, dando cada vez menos respuesta al desarrollo social, a los cambios tecnol�gicos o a la humanizaci�n del hombre.

 

Si la educaci�n pretende fomentar en el individuo la intencionalidad cr�tica y modificadora de la realidad, deber� replantear sus estrategias brindando los espacios necesarios para la reflexi�n, la creaci�n y el compromiso. Es all� donde la recreaci�n encuentra su raz�n de ser.

 

Si bien es cierto que algunos docentes emplean estrategias l�dicas para adelantar su labor acad�mica, valdr�a la pena que precis�ramos si su uso es meramente did�ctico o pedag�gico: EDUCACION RECREATIVA O RECREACION EDUCATIVA?

 

En la primera, la recreaci�n es entendida como el recurso did�ctico que posibilita la fijaci�n de conceptos ya definidos, de manera entretenida; as�, hablaremos de Matem�tica recreativa, Qu�mica recreativa, etc. En el segundo caso, entendemos que a partir del ejercicio l�dico se fomentan la construcci�n conceptual y de actitudes, la b�squeda del conocimiento, la creatividad y el desarrollo de valores. El medio es el mismo, pero se diferencian en cuanto a la finalidad. La primera hace �nfasis en la ense�anza mientras que la segunda lo hace en el aprendizaje.

 

Cualquiera que sea la posici�n adoptada por el docente, de todas formas se asume que se trata de educar en el tiempo ocupado, en la escolaridad. �Qu� sucede entonces con el tiempo libre en su concepci�n m�s plena, considerado como el espacio para la reflexi�n y el desarrollo intencional?

 

Retomando el concepto de Erich Fromm, la libertad existe en tanto contemple �libertad de...� y �libertad para...�, aspectos no inmanentes al individuo, sino que implican un proceso de aprendizaje y por tanto un agente que lo instrumente, que sugiera, que oriente, que motive los modos de liberar el tiempo �para...� (algo).

 

La Recreaci�n, caracterizada como Educaci�n en y del / para el tiempo libre intenta generar aprendizajes m�s que instrumentales y modificar al hombre y su modo de participar en la realidad; procura modificar conductas, h�bitos, actitudes; as� mismo, se da en un tiempo liberado de obligaciones exteriores, lo que la convierte en voluntaria u optativa; procura generar una necesidad de participaci�n al profundizar en el trabajo grupal y la auto-gesti�n. En s�ntesis, pretende generar un individuo consciente y comprometido; actor y protagonista de su propio hacer, de su historia, lo que la diferencia propiamente de la escuela.

 

 

5. LA RECREACION COMO SATISFACTOR SINERGICO

 

 

Nacional e internacionalmente el ocio y la recreaci�n est�n en un momento rico y din�mico de construcci�n; las condiciones y tendencias contempor�neas en lo pol�tico, lo ambiental, los desarrollos tecnol�gicos, la guerra, la xenofobia, en fin todos aquellos condicionantes al que el ser humano de hoy se enfrenta, y la oportunidad que da el hecho que tanto paradigmas est�n en cuestionamiento, da opciones creativas y sustentadas para intentar acercarse a una respuesta que ayude a concretar la forma como el ocio y la recreaci�n contribuyen al desarrollo humano.

 

En este sentido se asume el reto de aportar a la construcci�n de modelos desde la recreaci�n pero recogiendo el conocimiento que aportan las diferentes disciplinas, y tomando una posici�n frente a �l. En esta tarea se ha venido articulando en t�rminos propositivos, y sometidos a discusi�n, el Modelo de Desarrollo a escala Humana Max Neef, Elialde y Hopenhayn[2].

 

Uno de los aspectos que m�s llama la atenci�n de este modelo es, entre otras, que el mismo no pretende mostrar una verdad en relaci�n con la propuesta de desarrollo que debe considerarse como verdad y condici�n para su aplicaci�n; sino m�s bien desde la expectativa que �sta es una construcci�n a trav�s de mecanismos de participaci�n social, con los actores y sus comunidades en la perspectiva, antes que contraponerse al Estado, de hacer un esfuerzo pol�tico por trabajar con �l.

 

Otro elemento de partida importante es que no supone una mirada epistemol�gica �nica a la cuesti�n del desarrollo humano; la propuesta surge desde la contextualizaci�n en un entorno espec�fico latinoamericano, sus problem�ticas y potencialidades. Esta visi�n amplia la mirada a los problemas, m�s a�n que pretenden ir m�s all� del ejercicio acad�mico.

 

La b�squeda que se hace en este an�lisis es si es posible articular el ocio y la recreaci�n desde una perspectiva de desarrollo humano con este modelo e intentar identificar categor�as concretas, que en relaci�n con los beneficios de la recreaci�n aporten elementos de decisi�n para las pol�ticas, planes y programas del sector y para las decisiones individuales en relaci�n con las opciones que cada sujeto asuma.

 

En primera instancia se retoman los conceptos b�sicos de los autores que sustentan el modelo, para entrar en el an�lisis de sus condiciones de posibilidad como referente para alcanzar respuestas, por lo menos parciales, desde el ocio y la recreaci�n.

 

Una pol�tica de desarrollo orientada hacia la satisfacci�n de las necesidades humanas trasciende la racionalidad econ�mica y compromete al ser humano integralmente. El Desarrollo a escala Humana se basa en tres supuestos principales:

 

a)     el desarrollo se refiere a las personas y no a los objetos; el objetivo es que permita elevar la calidad de vida de las personas, valorada �sta en t�rminos de las posibilidades que tengan las personas de satisfacer adecuadamente sus necesidades humanas fundamentales.

 

b)     las necesidades humanas fundamentales son finitas, pocas y clasificables.

 

c)     las necesidades humanas fundamentales son las mismas en todas las culturas y en todos los periodos hist�ricos; lo que cambia a trav�s del tiempo y las culturas, es la manera o medios utilizados para la satisfacci�n de las necesidades.

 

Los satisfactores est�n culturalmente determinados; un satisfactor puede contribuir a la satisfacci�n de m�s de una necesidad simult�neamente o una necesidad podr� requerir m�s de un satisfactor. Adem�s cada necesidad puede satisfacerse a diferentes y con distintas intensidades. Se satisfacen en tres contextos: en relaci�n con uno mismo, con el grupo social y con el medio ambiente, elementos todos ellos que suenan familiares en relaci�n con la forma como se construyen tanto los conceptos, como las pr�cticas de recreaci�n actualmente.

 

Otro aspecto conceptual fundamental en la propuesta de Desarrollo a escala Humana, es el car�cter de carencia y potencia dado a las necesidades. La bondad de este supuesto es que se supera la naturaleza puramente fisiol�gica de la necesidad en la medida que, como potencia, movilizan y motivan a las personas y tambi�n pueden llegar a ser recurso. Ello conduce a otro concepto: las necesidades no se satisfacen, se realizan, se vivencian de manera continua y renovada.

 

El modelo propone una interrelaci�n entre necesidades, satisfactores y bienes econ�micos de forma permanente y din�mica; los bienes econ�micos tienen la capacidad de afectar la eficiencia de los satisfactores, y �stos son determinantes en la generaci�n y creaci�n de los medios.

 

Los satisfactores se desglosan a partir del cruce en la matriz de necesidades seg�n categor�as axiol�gicas de: susbsistencia, protecci�n, afecto, entendimiento, etc., y seg�n categor�as existenciales de ser, tener, hacer y estar. Los satisfactores posibles pueden tener diferentes caracter�sticas entre los que los autores se�alan:

 

a)     Violadores o destructores: aunque pretendan satisfacer una necesidad eliminan esta posibilidad y no permiten la adecuada satisfacci�n de otras.

b)     Pseudosatisfactores: estimulan una falsa sensaci�n de satisfacci�n

c)     Los inhibidores, que por la forma que satisfacen, imposibilitan la satisfacci�n de otras necesidades.

d)     Singulares: aportan a la satisfacci�n de una sola necesidad.

e)     Sin�rgicos: se refiere a aquellos que por la forma en que satisfacen una necesidad determinada, estimulan y contribuyen a la satisfacci�n simult�nea de otras necesidades.

 

Los satisfactores correspondientes a las primeras cuatro categor�as son ex�genos a la sociedad civil por ser habitualmente impuestos, inducidos, ritualizados o institucionalizados; se trata de satisfactores tradicionalmente impulsados de arriba hacia abajo. La �ltima categor�a, en cambio, supone la facilitaci�n de procesos liberadores que son producto de acciones que impulsa la comunidad de abajo hacia arriba, lo que los hace contrahegem�nicos aunque en ciertos casos pueden ser originados por procesos impulsados por el Estado.

 

La propuesta que aqu� se hace es que la recreaci�n puede un satisfactor sin�rgico, sin desconocer la capacidad de otros m�ltiples y posibles satisfactores. El ocio y la recreaci�n como propiciadores de condiciones para el desarrollo humano, que considera tanto al sujeto humano individual, como al entorno social, cultural, econ�mico, entre otras, se vincula a los �mbitos de interacci�n de las personas, �mbitos que son donde se da la realidad del desarrollo humano.

 

Las situaciones cotidianas, los valores m�s superiores que cada ser individual se propone, sus proyectos de desarrollo, se dan en el ah� y el ahora y trascienden en la medida que se constituyan en significativos para el sujeto.

 

La insistencia de educar para el ocio y la recreaci�n y su posicionamiento en la mente de las personas y las comunidades, tiene que ver con ello; no se puede asumir como una actividad aislada de unas horas los fines de semana, o unos minutos despu�s del trabajo o la escuela; supone que el individuo y la sociedad lo asumen como �esencial� dentro de sus procesos de desarrollo.

 

Para aclarar esta postura se presentan dos v�as: primero, c�mo atraviesa la matriz de necesidades y satisfactores el ocio y la recreaci�n y c�mo en �ltimas se vincula con las dimensiones particulares de los sujetos y los beneficios de la recreaci�n.

 

La recreaci�n puede constituirse en un satisfactor que contribuye a que las personas, a diferentes niveles, intensidades y formas, puedan realizar necesidades humanas fundamentales. La programaci�n en recreaci�n sustentada en una metodolog�a participativa y democr�tica, puede y debe generar procesos de empoderamiento y autodependencia local, impulsar procesos que hagan de la recreaci�n un satisfactor end�geno, donde la comunidad tenga autonom�a en el qu� y c�mo de los programas, lo que se logra bajo el supuesto de una planeaci�n basada en la comunidad y el asociacionismo como se planteaba en la primera parte. Visi�n fundamental para ser considerada en la planeaci�n de actividades y programas recreativos.

 

Las diferentes manifestaciones de la recreaci�n pueden constituirse en satisfactores en relaci�n con el individuo, el grupo social y el medio ambiente, y correlativamente pueden adquirir un car�cter de singulares o sin�rgicos. El prop�sito en todo caso es que los procesos que genere sean sin�rgicos, es decir, que paralelo al desarrollo econ�mico de las comunidades, los protagonistas de los programas sean part�cipes del surgimiento mismo de tales procesos, que la realizaci�n de las necesidades sea el motor del desarrollo y estimule la solidaridad social y el crecimiento de las personas.

 

Cuadro 1: Matriz de necesidades y satisfactores desde la recreaci�n

 

 

Necesida-des seg�n categor�as axiol�gi-cas

NECESIDADES SEG�N CATEGOR�AS EXISTENCIALES

Ser
Tener

 

Hacer

 

Estar

 

 

Subsis-tencia

Salud mental, humor, flexibilidad, l�dica.

Amable, seguro, responsable, autosuficiente.

Actitudes positivas, autoestima,

Valores. Oportunidades de crecimiento econ�mico, personal y social

Desarrollar talentos y competencias; actitudes para potenciar su capacidad econ�mica como elemento complementario al tiempo ocupado.

Ambientes sociales y educativos flexibles, humanos, pedag�gicos.

 

 

 

Protecci�n

Fortaleza interna para afrontar las crisis constructivamente como individuo o comunidad.

Comunicativo, solidario, creativo.

Pol�ticas en ocio y recreaci�n orientadas al desarrollo humano �

Habilidades y actitudes para afrontar creativamente las crisis.

Estrategias l�dicas que convoquen a trabajar sobre los factores que violentan el tejido social, familiar y educativo.

Procesos de empoderamiento.

 

En un entorno cohesionado socialmente en estrecha relaci�n con el hombre y el ambiente, y los amigos y personas importantes de su entorno.

 

 

 

 

Afecto

Imaginativo, creativo, aut�nomo y tolerante, sensible, afectivo, cari�oso, respetuoso, agradable, asertivo.

Capacidad de construir un proyecto vital vinculado a los otros (familia, comunidad, escuela), actitudes positivas, lazos afectivos fuertes y responsables; inteligencia emocional.

Programas, acciones y procesos que propicien la cohesi�n social basada en v�nculos de amistad, conocimiento del otro, integraci�n comunitaria, etc.; v�nculos a trav�s del arte y la cultura.

Espacios de encuentro �ntimos y p�blicos, familiares y sociales consistentes y cohesionados por la familiaridad, la amistad, el compa�erismo.

 

 

 

 

 

 

Entendi-miento

L�dico, creativo, abierto a nuevas posibilidades de desarrollo personal; una relaci�n l�dica con el conocimiento reflexivo frente a sus pr�cticas personales, profesionales, de ocio y recreaci�n.

Capacidad de vincular espacio-tiempo y conocimiento en un cont�nuo de aprendizaje. Lo racional y lo subjetivo posibilita procesos de construcci�n en lo individual y lo colectivo.

Experiencias esencialmente l�dicas que propicien la producci�n de conocimiento colectivo e individual y el desarrollo de pensamiento cr�tico.

Ludotecas, rincones de experiencia, talleres, etc.; programas orientados por ejes tem�ticos, capacitaci�n y entrenamiento. Escuelas de Formaci�n, grupos juveniles, grupos intergeneracionales.

Entornos familiares, educativos y comunitarios donde el aprendizaje es el motor del desarrollo humano cotidiano. Organizaci�n de encuentros para el aprendizaje (centros de inter�s, talleres, encuentros juveniles e infantiles, jornadas culturales)

 

 

 

 

 

Participa-ci�n

Solidaridad, autonom�a, socializaci�n, creatividad, empat�a y sensibilidad a las necesidades humanas. Democr�tico.

Capacidad de toma de decisiones � empoderado � conciente de la realidad

Proyectos y programas de recreaci�n y animaci�n sociocultural que tengan como eje metodol�gico la participaci�n. (autogesti�n)

Las empresas p�blicas y privadas y la misma sociedad civil deben generar alternativas de desarrollo, organizaci�n y participaci�n aprovechando el potencial l�dico del hombre colombiano. Proyectos de recreaci�n basados en la comunidad.

Entornos locales organizados, solidarios. Proyectos comunitarios, programas del Estado, organizaciones comunitarias, casas de la cultura, etc.

 

 

 

Ocio

Significados del ocio y la recreaci�n en el desarrollo individual y social. Apertura a opciones y pr�cticas aut�nomas y no alienadas.

Tiempos, espacios, programas recreativos, grupos comunitarios, grupos de referencia, familiares, educativos.

Estrategias basadas en la pedagog�a l�dica y desarrollo de espacios formales e informales de car�cter l�dico.

Espacios p�blicos y privados.

(Instituciones de educaci�n, parques, trabajo). Eventos culturales comunitarios, eventos deportivos, ferias artesanales, etc.

 

 

 

 

Creaci�n

Curiosidad y una relaci�n din�mica con el conocimiento y el arte. Creativo, recursivo, propositivo y aut�nomo.

Capacidad para asumir propuestas novedosas y m�todos para buscar nuevas formas de ser, tener, estar y hacer.

Oportunidades de creaci�n e innovaci�n en ambientes l�dicos y de encuentro con la naturaleza.

Estrategias basadas en el juego y la imaginaci�n que generen espacios distensionados y propicios para la creatividad y la producci�n de conocimientos y m�todos innovadores.

El trabajo, asociaciones juveniles, espacios informales de encuentro, ludotecas, talleres l�dicos.

Vacaciones creativas, fiestas de pueblo, jornadas culturales.

 

 

 

 

 

Identidad

Autoestima, respeto por la diferencia, cr�tica frente a lo novedoso y a los productos que ofrece la industria del entretenimiento; gustos, deseos, expectativas, sensibilidad.

Conocimiento de s� y reconocimiento de las debilidades y fallas propias.

Un sistema de creencias construido por las personas y los grupos a partir de la interlocuci�n cotidiana. Reconocimiento por los valores de la cultura nacional, regional, local. Oportunidades de participar e incidir sobre la construcci�n de la propia cultura.

Procesos y programas que propicien la democracia cultural, la sensibilidad frente a los valores nacionales y capacidad para asumir cr�ticamente los patrones y necesidades derivados de otras culturas.

Espacios propicios para el desarrollo humano, tanto para procesos de individuaci�n como de identidad de grupos y comunidades

 

 

Indepen-dencia

Autonom�a para la toma de decisiones en relaci�n con el qu� y el c�mo de las actividades de ocio, tiempo libre y recreaci�n.

Respeto por los derechos humanos fundamentales

Oportunidades de participaci�n, libre elecci�n, pol�ticas de ocio basadas en principios de justicia como equidad.

Acceso equitativo a los servicios de recreaci�n.

Hacer uso adecuado de espacios y recursos p�blicos.

Desarrollo comunitario y autodependencia local.

 

 

 

Una matriz como la anterior se considera posible desde una perspectiva de desarrollo humano, donde lo individual y lo social se conjugan en la experiencia, mediado por lo l�dico y lo pedag�gico. Se parte de la capacidad del sector para contribuir al fortalecimiento de los espacios locales y a la construcci�n de una cultura que en s� misma fortalezca procesos de identidad individual, nacional, regional, local; una educaci�n para el tiempo libre que forme para la cr�tica del consumo y que potencie las ventajas del desarrollo tecnol�gico, que facilite procesos de formaci�n ciudadana y de sujetos pol�ticos capaces de actuar aut�noma y creativamente.

 

 

6. BENEFICIOS DE LA RECREACION

 

 

La categor�a de beneficios que trabaja la Asociaci�n Nacional de Parques y Recreaci�n de los Estados Unidos[3] se da a tres niveles as�:

 

1. Mejoramiento de una condici�n: El mejoramiento de una condici�n puede ocurrir para un individuo o un grupo tal como la familia, el grupo de trabajo, el vecindario o la sociedad, o de una entidad tal como el medio ambiente f�sico. Este tipo de beneficios se orienta a la salud, la cohesi�n grupal, el hacer de una comunidad un entorno m�s rico, la calidad del agua o del aire, hacia el incremento o mejora de un grupo de beneficiarios.

 

2. Prevenci�n para que una condici�n empeore: Se relaciona con el intentar mantener una condici�n deseada como un medio de prevenir que las condiciones empeoren. Por ejemplo, mantener abierto un espacio cultural abierto para mantener la comunidad o regi�n como un lugar adecuado o atractivo para los visitantes o para que el comercio se desarrolle, los programas de jornada complementaria para ofrecer alternativas de ocio para los j�venes en condiciones de vulnerabilidad, etc.

 

3. Realizaci�n de una experiencia psicol�gica: Se refiere a la categor�a de beneficios donde los participantes seleccionan cierto tipo de alternativas de ocio con el prop�sito espec�fico de realizar una experiencia psicol�gica particular. Por ejemplo para reducir el estr�s, el disfrute est�tico y la autorealizaci�n.

 

Por otra parte, las categor�as utilizadas en el movimiento de beneficios son:

 

Beneficios individuales: Se refiere a las oportunidades para vivir, aprender y llevar una vida satisfactoria y productiva as� como para encontrar caminos para experimentar sus prop�sitos, placer, salud y bienestar. Entre los m�s espec�ficos se encuentran: Una vida plena y sigfificativa, balance entre trabajo y juego, satisfacci�n con la vida, calidad de vida, desarrollo y crecimiento personal, autoestima y autoreciliencia, sentido de acompa�amiento, creatividad y adaptabilidad, soluci�n de problemas y toma de decisiones, salud y mantenimiento f�sico, bienestar psicol�gico, apreciaci�n y satisfacci�n personal, sentido de aventura, etc.

 

Beneficios comunitarios: Se refiere a las oportunidades para vivir e interactuar con a familia, los grupos de trabajo, los vecindarios, las comunidades y el mundo. Ninguna persona es una isla, vivimos e interactuamos con otros, el ocio y la recreaci�n, y parques juegan un rol integral en la provisi�n de oportunidades para estos tipos de interacciones. Beneficios m�s espec�ficos incluyen: Comunidades vitales, fuertes e integradas, integraci�n familiar, tolerancia y comprensi�n �tnica y cultural, apoyo para los j�venes, condiciones adecuadas para los adultos mayores, m�s autonom�a y menos alienaci�n, reducci�n de la delincuencia, comprensi�n y tolerancia entre otras.

 

Beneficios ambientales: Provee y preserva parques y espacios abiertos mejora la desirability de un �rea as� como contribuye a la seguridad y salud de sus habitantes, beneficios m�s espec�ficos incluyen: Salud y protecci�n ambiental, neutraliza los efectos de las relocalizaciones, salud f�sica y bienestar, reducci�n del estr�s, recursos para la comunidad, incremento de los valores de la propiedad, limpieza del aire y del agua, protecci�n del ecosistema.

 

Beneficios econ�micos: Los parques y la recreaci�n son m�s que servicios que se venden, contribuyen al bienestar de los individuos para la continuidad y viabilidad de las comunidades y el mundo. Otros beneficios incluyen: est�mulo econ�mico, reduce los costos de salud, reduce el vandalismo y el crimen, cataliza el turismo, mantiene una fuerza de trabajo productivo.

 

Los beneficios de la recreaci�n son muy amplios y abarcan las diferentes dimensiones del ser humano y las necesidades del Modelo a Escala Humana; la cuesti�n es c�mo dise�ar los programas de tal manera que se garanticen efectos sin�rgicos. En el cuadro 2, se muestran algunos ejemplos:

 

Cuadro 2: Resultados basados en beneficios

 

RESULTADOS � BENEFICIOS PERSONALES

 

Beneficios

Sector de la recreaci�n que lo propicia

Dimensi�n/Necesidad

La recreaci�n ayuda a que la gente viva m�s.

Adiciona dos a�os a la expectativa de vida

Recreaci�n f�sica, deportes y gimnasia.

F�sico- org�nica, supervivencia, protecci�n,

salud mental.

La recreaci�n prolonga una vida independiente en los adultos mayores, por reducci�n de la enfermedad y las incapacidades t�picamente asociadas al envejecimiento ayud�ndolos a recuperar la vitalidad e involucr�ndolos en la vida en comunidad

Recreaci�n comunitaria, deportiva, terap�utica, sistemas de v�as en parques.

Salud, participaci�n, dimensi�n pol�tica y econ�mica

La recreaci�n reduce significativamente el riesgo de enfermedades y ataques del coraz�n.

Recreaci�n f�sica, recreaci�n terap�utica, gimnasia, deportes, v�as en parques

F�sico-org�nica, protecci�n.

La Recreaci�n produce l�deres que

servir�n a sus comunidades de diferentes maneras y fomenta la participaci�n y el desarrollo comunitario.

Recreaci�n comunitaria, deportiva, art�stica, ambiental.

Entendimiento, participaci�n, desarrollo econ�mico. Necesidad cognitiva, creativa, comunicativa

La recreaci�n fortalece y contribuye al mejoramiento de la calidad de la educaci�n y al cumplimiento de su misi�n de brindar una formaci�n integral.

Recreaci�n comunitaria, pedag�gica, ambiental, art�stica y cultural.

Educaci�n, salud, justicia, desarrollo econ�mico y social

 

 

A modo de ejemplo, en el cuadro precedente se muestra un ejercicio de c�mo la recreaci�n se puede constituir en un satisfactor de m�ltiples necesidades y, de manera sin�rgica, en motor del desarrollo humano.

 

Si se analizan los diferentes casilleros de la matriz, se puede observar c�mo la recreaci�n est� en capacidad de generar procesos individuales y comunitarios que en s� mismos son sin�rgicos. En este sentido la �vivencia�, no se reduce a la experiencia y el encuentro del individuo consigo mismo o al �estado psicol�gico o emocional� que se da en ese encuentro, sino que trasciende como experiencia social. As�, la vivencia debe ser un evento planeado y sustentado pedag�gicamente, estructurado metodol�gicamente y con unos principios m�nimos que garanticen la vivencia de la recreaci�n como un proceso sin�rgico, es decir, que genere impacto sobre los procesos de desarrollo comunitario globalmente.

 

Para tratar de analizar la recreaci�n en sus manifestaciones espec�ficas como un satisfactor sin�rgico, se toma como ejemplo la sectorizaci�n de la recreaci�n en ambiental, comunitaria, cultural y art�stica, deportiva, laboral, pedag�gica, terap�utica y tur�stica (Enciso y Rico, 1988). Como se puede observar en el cuadro 3; aunque cada una de ellas atienda a una necesidad espec�fica, moviliza la satisfacci�n de otras de manera simult�nea.

 

Cuadro 3: Las aplicaciones sectoriales de la recreaci�n como satisfactor sin�rgico

 

SATISFACTOR

NECESIDADES

BENEFICIOS

NECESIDADES CUYA SATISFACCI�N ESTIMULA

Recreaci�n ambiental. Ej: Jornadas pedag�gico ambientales

Entendimiento

Subsistencia, protecci�n, ocio, libertad

Recreaci�n comunitaria. Ej: Festivales de pueblo, comparsas

Participaci�n

Ocio, creaci�n, identidad, entendiemiento, afecto

Recreaci�n cultural y art�stica. Ej: Programas de Prevenci�n de consumo de sustancias psicoactivas basadas en la producci�n cultural y art�stica

Protecci�n

Subsistencia, ocio, entendimiento, participaci�n, identidad, libertad.

Recreaci�n deportiva. Ej: Eventos deportivos barriales

Participaci�n

Subsistencia, protecci�n, ocio, identidad, creaci�n, afecto.

Recreaci�n laboral. Ej.: Eventos institucionales

Ocio

Identidad, participaci�n, afecto.

Recreaci�n pedag�gica Ej: Ense�anza de conocimiento a trav�s de la l�dica

Entendimiento

Creaci�n

Recreaci�n terap�utica. Ej.: Programas l�dicos para personas con discapacidad

Ocio

Entendimiento, subsistencia.

Recreaci�n tur�stica. Ej.: Ecoturismo

Ocio

Entendimiento, identidad, libertad.

 

En la mayor�a de los ejemplos expuestos el satisfactor puede ser ex�geno o end�geno, dependiendo principalmente de los niveles de organizaci�n que haya alcanzado la comunidad y la autodependencia para contar con los recursos para generar los procesos se�alados.

 

 

7. PEDAGOGIA DEL OCIO

 

 

Hist�ricamente, el concepto de la recreaci�n ha pasado por muchos estados no necesariamente asociados a desarrollos acad�micos y cient�ficos juiciosos que se han dado alrededor del mismo. La revisi�n de la literatura es consistente en mostrar que el ocio y la recreaci�n son actividades humanas, y en su sentido m�s esencial, son democr�ticas y libertarias.

 

Sin embargo, la aplicaci�n pr�ctica de los conceptos ha conducido a tergiversaciones provenientes del recreacionismo, la industria del entretenimiento y hegemon�as culturales que presionan por una validaci�n no ajustada a lo que ha sido su devenir te�rico y metodol�gico y las especificidades regionales y culturales que demandan la calidad de la vivencia.

 

De acuerdo con el art�culo 5�. de la Ley del Deporte, la recreaci�n se define como:

 

�... un proceso de acci�n participativa y din�mica que facilita entender la vida como una vivencia de disfrute, creaci�n y libertad, en el pleno desarrollo de las potencialidades del ser humano para su realizaci�n y mejoramiento de la calidad de vida individual y social, mediante la pr�ctica de actividades f�sicas, intelectuales o de esparcimiento�

 

El an�lisis de esta definici�n en sus componentes esenciales no es cuestionable por varias razones: a) el hecho de asumirse como un proceso de acci�n participativa implica que se debe formar al individuo con la autonom�a y criterio para decidir el qu�, el c�mo y para qu� de la actividad; b) el no inscribirlo como una actividad exclusiva del tiempo libre, sino como �una forma de entender la vida como vivencia de disfrute, creaci�n y libertad, la potencia como un satisfactor en todos los �mbitos de interacci�n del hombre y no exclusivo de las actividades de ocio; c) el plantearse como un medio para el mejoramiento de la calidad de vida, lo inscribe en la categor�a de un servicio esencial para el hombre, puesto que el concepto de calidad abarca todas las �reas de ajuste del hombre, psicol�gico individual, social, familiar, pol�tico y, para nuestro caso, educativo.

 

Un aspecto de la definici�n que limita el alcance de la misma es enmarcarla s�lo dentro de las actividades f�sicas, intelectuales o de esparcimiento, lo que nominalmente tendr�a impacto sobre la recreaci�n principalmente como estrategias de formaci�n para la vida en y para el tiempo, en y para todas las actividades humanas.

 

El concepto moderno de la recreaci�n lo define con un sentido m�s social, en la medida que tiene impacto no �nicamente sobre el desarrollo de la personalidad individual sino que busca que este desarrollo trascienda al �mbito local y propicie din�micas de mejoramiento y autodependencia de las comunidades, a partir de unos indicadores y beneficios que deben ser garantizados en la calidad de la vivencia, la cual debe respetar su dimensi�n humana esencial: la l�dica, las actitudes y la libertad de elecci�n por parte de quien se re-crea.

 

Cada de una de las definiciones que consideran como elemento relevante cualquiera de estas variables, en s� mismas son diversas. Por ejemplo, si se trata del factor tiempo, hay quienes consideran que el ocio es aqu�l que est� ocupado en no trabajar - trabajo remunerado - otros suman el tiempo de trabajo, el que se dedica a las tareas y obligaciones familiares y personales y quienes adem�s le adicionan el tiempo dedicado a las obligaciones espirituales y pol�ticas, dejando como ocio el tiempo libre en el sentido de no ocupado por ninguna imposici�n sea del tipo que sea (Puig y Trilla, 1996).

Otras definiciones opuestas o complementarias a las anteriores definen el ocio por la actitud de quien lo vive, se considera un logro fundamentalmente personal que se alcanza como resultado de la expresi�n libre, creativa y satisfactoria del sujeto.

 

Otros autores se refieren al ocio en t�rminos de las actividades, donde se encuentran dos posiciones: las definiciones relacionadas directa y espec�ficamente con el ocio y la de quienes plantean que el ocio est� en cualquier actividad, incluso el trabajo, dependiendo de la actitud con la que el individuo lo asuma.

 

Una definici�n que integra estos tres elementos, aunque mantiene la clasificaci�n de tiempo por su contenido, es la de Dumazedier quien afirma: �el ocio es un conjunto de ocupaciones a las que el individuo puede entregarse de manera completamente voluntaria, sea para descansar, sea para divertirse, sea para desarrollar su informaci�n o formaci�n desinteresada, su participaci�n social voluntaria tras haberse liberado de sus obligaciones profesionales, familiares y sociales�

 

Por otra parte la recreaci�n se ha definido como un juego con reglas relativas que normalmente involucra actividad f�sica y que proporciona descanso o re-creaci�n, no �nicamente para el trabajo sino tambi�n en otras actividades sociales. La recreaci�n es vista como una manifestaci�n del hombre del juego, la creatividad y la auto-expresi�n. La recreaci�n no necesariamente involucra competencia, es m�s orientado individualmente, m�s espont�neo y menos regido por reglas. La Recreaci�n es un concepto muy democr�tico - es para cualquier persona - (Fuente Internet)

 

Gen�ricamente, la definici�n de recreaci�n y ocio se ubica en cinco grandes �reas: la human�stica (que lo define en t�rminos de emociones), la terap�utica (lo ve como un producto esencial), la cuantitativa (que lo ve como el tiempo segmentado), la sociol�gica (como la interrelaci�n entre sociedad y ocio) y la de los autoexpresionistas (como un medio de expresi�n y afianzamiento de la identidad de los participantes).

 

De las diferentes posiciones se deriva filos�ficamente una forma de asumir el ocio y la recreaci�n. Sin embargo, bien sea que se tome como actividad, experiencia, educaci�n, es indudable la importancia que el ocio y la recreaci�n han tomado en la vida del hombre y por ende la preocupaci�n que existe acerca del qu� y el c�mo construir una cultura del ocio y el tiempo libre que sea realmente constructiva y que se operacionalice en ofertas concretas en el espacio local.

 

En Colombia, a�n es un campo incipiente desde cualquier �mbito que se le mire: investigaci�n, vivencia, formaci�n o gesti�n, a diferencia de Estados Unidos, Europa, Canad�, entre otros, donde el desarrollo acad�mico, cient�fico, y la oferta de programas y espacios de ocio y tiempo libre se han posicionado ya como un sector de primera importancia para el desarrollo de sus sociedades.

 

A la pedagog�a del ocio se le atribuye la doble misi�n de educar en el tiempo libre y la de educar para el tiempo libre. Con relaci�n a lo primero, el tiempo libre ser�a considerado s�lo como el �mbito temporal en el que se materializa alg�n tipo de educaci�n, que puede ser una actividad propia del ocio encaminada a formar a la persona para que �ste sea m�s enriquecedor o dirigida a alg�n objetivo formativo o de aprendizaje alejado del tiempo libre, es decir educar en el tiempo libre significa aprovechar este tiempo como marco de alguna actividad educativa sea la que sea.

 

Educar para el tiempo libre se refiere a que ese tiempo se convierte en el objetivo de la intervenci�n pedag�gica. Se pretende preparar, formar a la persona para que viva su tiempo disponible - libre o fuera de �l - de la mejor manera.

 

Educar en y para el tiempo libre se confunden en muchos casos debido a que desde las dos aproximaciones la acci�n educativa est� mediatizada por el ocio, es decir por las variables que la definen en t�rminos principalmente de la actitud como el individuo la asume y de manera secundaria por el contenido de las actividades. No se incluye la variable tiempo en la medida que se considerar�a tambi�n su realizaci�n en el tiempo ocupado, como es por ejemplo, el horario acad�mico de los ni�os.

 

Como se anot�, un elemento esencial es el juego; se educa para y en el tiempo libre mediante la vivencia del ocio mismo, es decir, son inseparables los procesos de aprendizaje y de la pr�ctica concreta de los contenidos que hay que aprender. Como anotan Puig y Trilla (1996), �� la pedagog�a del ocio ha de contribuir a la creaci�n de esta rica, creativa y personal vivencia respetando siempre, adem�s, la autonom�a esencial del tiempo libre�.

 

Actualmente la producci�n en serie de bienes de consumo ha impuesto un estilo individual del mismo y las actividades de ocio han seguido esta tendencia general, por lo que suelen tener poco de colectivas; a�n la familia ha perdido poco a poco su funci�n de sociabilidad. El estilo de vida urbano industrial la ha reducido a su dimensi�n nuclear donde solo conviven dos generaciones (padres e hijos), la disminuci�n de la fecundidad y el desplazamiento de la mujer al trabajo entre otras, la han debilitado y sigue en decremento el papel privilegiado de sociabilidad durante el tiempo libre, sin embargo continuar� teniendo un significado importante para la vida del hombre.

 

De otro lado, las actividades de ocio propician y facilitan la cohesi�n social mediante el asociacionismo, la construcci�n de comunidad, y un espacio f�sico y temporal para el encuentro, para la renovaci�n de lazos y el encuentro con otros.

 

Como toda actividad social, el ocio tiene una faceta simb�lica - sin entrar en la interpretaci�n que asume lo simb�lico del ocio como un s�mbolo de clase m�s que de placer-, se rescata el valor del mismo como un signo de afirmaci�n personal, da la posibilidad de emanciparse de las divisiones sociales, de romper con el conformismo del propio medio social para facilitar una expresi�n m�s �ntegra de la propia personalidad, deseos y gustos.

 

En cuanto a la funci�n terap�utica del ocio, se consideran las funciones esenciales de descanso y diversi�n las cuales coadyuvan a mantener la salud. En este caso el tipo de actividades que se realicen contribuyen de una u otra manera (psicol�gica o f�sicamente) a mantener un estado de bienestar; el ejemplo m�s claro, los beneficios de la actividad f�sica.

 

Por �ltimo y por la vinculaci�n estrecha entre las actividades del ocio y la industria del entretenimiento, es obvio que el esparcimiento ha entrado a ser un rubro importante de la econom�a. Influye sobre las telecomunicaciones, el transporte, el desarrollo tur�stico. Sin embargo el ocio moderno no siempre est� sometido al principio de consumo, s�lo tiene funciones positivas con respecto al sistema econ�mico; el ocio supone tiempo libre pero la extensi�n de las actividades de esparcimiento exige todav�a m�s tiempo libre, de ah� las fuertes presiones para aumentarlo.

 

Si se ha de cumplir con estas funciones, convendr�a retomar algunos principios que Puig y Trillas (1996) proponen y que vale la pena retomar en la medida que enuncian pr�cticas de la recreaci�n que contribuyen a reafirmar su concepci�n y vivencia:

 

         No parcelar el tiempo: Un programa pedag�gico en torno al ocio ha de inscribirse en un programa m�s general que procure detener la polarizaci�n entre el tiempo libre y las otras esferas de la vida individual y social. La extensi�n del tiempo libre no debe ir en detrimento cualitativo de los otros tiempos. Por lo tanto se ha de incrementar en lo posible el nivel de satisfacci�n personal que en s� misma sea capaz de generar la actividad escolar y las que en general est�n orientadas a la satisfacci�n de necesidades humanas fundamentales. Rescatar lo l�dico y placentero de lo cotidiano, de las no tan peque�as actividades que permiten al hombre tener un proceso de vida mejor.

 

         Liberar el tiempo de ocio para el tiempo formativo: Se refiere a la necesidad de optimizar el tiempo disponible, de romper tambi�n con la visi�n de asumir las actividades de ocio y recreativas como �no serias� y las del trabajo y escuela como �serias�. Implica adem�s el formar de manera cr�tica frente a las oportunidades de ocio que ofrece el contexto. El consumir de manera pasiva los productos que ofrece la industria del entretenimiento o los programas y actividades que son un fin en s� mismo sin rescatar su valor libertario, aut�nomo y creativo es esclavizarse de estereotipos y por ende esclavizar el tiempo libre. (Los medios de comunicaci�n y en especial la televisi�n, principal distracci�n de nuestros d�as, puede ser aprovechada adecuadamente para fomentar el esp�ritu cr�tico y creativo, como lo demuestran recientes experiencias pedag�gicas).

 

         Participaci�n del conjunto de instituciones formativas: La pedagog�a del ocio no acaba en la intervenci�n directa que sobre el tiempo libre desarrollan las instituciones y profesiones creadas expresamente para este fin. Contribuir a la formaci�n de las personas para conseguir un mejor ocio, es una tarea del conjunto de instituciones educativas - escuela, familia, medios de comunicaci�n, etc.- La orientaci�n del contenido del tiempo libre es condicionada por las vivencias, valores, h�bitos, destrezas y recursos que la familia y la escuela han generado.

 

         No aburrir: Uno de los rasgos esenciales de la actividad del ocio es el placer que produce el hecho mismo de realizarla, independientemente de la satisfacci�n que generan los efectos que en cada caso persigan. La manera de hacer, independientemente de las restricciones que se tengan, debe ser placentera y procurar fundamentalmente satisfacci�n, alegr�a y diversi�n, es decir, debe rescatar la capacidad l�dica del hombre. Por ejemplo, los colombianos en su mayor�a son l�dicos en esencia, imaginativos, creativos para la fiesta y el juego y creativos tambi�n para sobrevivir en y a pesar de las peores circunstancias, capacidad l�dica que puede ser canalizada de manera enriquecedora para ellos mismos y la sociedad.

 

         Respetar la autonom�a en el qu� y en el c�mo: El objetivo primario de la pedagog�a del ocio no es solo la de distraer y divertir, se trata tambi�n de que el individuo aprenda a divertirse mejor. Uno de los valores formativos m�s importantes del ocio es la autonom�a de la persona en la decisi�n de la actividad y en el proceso de su ejecuci�n. El ocio no debe ser algo a consumir sino a crear, y la educaci�n para el tiempo libre ha de dirigirse a fomentar y no a suplir la capacidad de hacerlo.

 

         Hacer compatible diversi�n, creaci�n y aprendizaje: Uno de los objetivos de la pedagog�a del ocio �y que debe ser compartido por la pedagog�a en general- es la de mostrar la viabilidad de un tipo de actividad no compulsiva, generada y planificada responsablemente por el propio ejecutante, en la que se conjuguen aprendizaje, creaci�n, diversi�n, participaci�n colectiva y el cultivo de la propia individualidad. El tiempo libre es quiz� el �mbito m�s adecuado para generar actividades que puedan cumplir simult�neamente tales objetivos y que permitan construir modelos de trabajo extrapolables a otros �mbitos que rompan con las creencias que relacionan las actividades laborales y escolares con el aburrimiento y desvinculadas de los intereses personales. As� mismo ha de promover en las personas la posibilidad de creaci�n individual y colectiva, de alternativas que neutralicen la rutina del tiempo, para en �ltimas procurar la realizaci�n imaginativa o la acci�n creadora.

 

         Hacer compatibles el ocio individual y el ocio compartido: La intervenci�n educativa sobre el tiempo libre debe potenciar el ejercicio positivo del ocio individual y del ocio compartido. Por una parte, formar para el encuentro consigo mismo, la contemplaci�n y la reflexi�n o el desarrollo de actividades como la lectura y la meditaci�n; por otra debe posibilitar espacios para el juego colectivo, la tertulia, la relaci�n socializadora y la valoraci�n de la amistad, entre otras.

 

La observaci�n de estos principios en el terreno del trabajo de campo, lograr que la recreaci�n y el ocio cumplan los objetivos que los diferentes autores proponen y que adem�s sea coherente con las definiciones que lo respaldan, no es una tarea f�cil. Exige maestros, animadores y recreadores preparados para ello, formados en la l�dica y el juego y con las aptitudes y actitudes personales para operacionalizar estos presupuestos.

 

Es un reto y un desaf�o porque necesariamente exige superar la mirada microinstitucional y vertical a los programas de recreaci�n, e igualmente requiere un estudio juicioso y serio de sus fundamentos y la construcci�n de un marco argumentativo que promueva un cambio en la comunidades, los individuos y la sociedad respecto a las creencias err�neas y a�n vigentes sobre lo que es y no es la recreaci�n.

 

 

8. EL TALLER CREATIVO RECREATIVO

 

 

Dentro de las actividades y t�cnicas propias de la animaci�n sociocultural que pretenden desatar un proceso de participaci�n, de expresi�n y de creatividad y favorecen la adquisici�n de conocimientos y el desarrollo del uso cr�tico e ilustrado de la raz�n, encontramos el taller, el cual se constituye en un soporte de singular importancia dentro de la pedagog�a l�dica.

 

El taller est� concebido como una t�cnica grupal consistente en reuniones de estudio y trabajo pr�ctico de personas que tienen una problem�tica com�n. Su finalidad es partir de informaci�n e instrucci�n para identificar, analizar y resolver problemas. [4]

 

El taller recreativo, m�s que una actividad, ser� un espacio l�dico y una oportunidad para que quien la adelanta ampl�e sus conocimientos sobre un tema de manera placentera, encuentre elementos para ampliar su capacidad de relaci�n, desarrolle aptitudes y potenciales de s� mismo y ampl�e su capacidad de expresi�n a trav�s de un proceso que le lleva a una creaci�n, producto de su esfuerzo y trabajo, enriqueciendo su proceso de humanizaci�n.

 

Por medio de la vivencia de la actividad adelantada, el participante rescata para s� su capacidad creativa, enajenada la mayor�a de las veces por los mitos de la especializaci�n, como por un sistema educativo que hace m�s �nfasis en la importancia del producto frente a la importancia del proceso creativo que potencializa las aptitudes y capacidades de la persona.

 

De cada taller debe surgir un producto espec�fico que resulta de la capacidad anal�tico-creadora de los participantes y una relaci�n clara entre la teor�a y su aplicaci�n a la soluci�n de problemas concretos. El resultado de un taller no es necesariamente un producto material; puede ser de planeamiento, de aclaraci�n conceptual sobre un tema, de generaci�n de herramientas para un trabajo posterior, etc.

 

El trabajo en taller se propone como una estrategia que pretende superar el verbalismo cientifista de otras metodolog�as; se debe complementar con otras actividades como conferencias, actividades extra-clase, consulta bibliogr�fica, lo que posibilita ampliar el rango de las alternativas de aprendizaje.

 

Enciso y Rico (1.988) mencionan como principios orientadores del trabajo educativo en taller los siguientes:

 

         Est�mulo a la vivencia. El taller debe propiciar, en todos los niveles de la labor educativa, el est�mulo a vivenciar los procesos, desarrollar la creatividad y promover el inter�s por la cultura y los aspectos cient�ficos y t�cnicos.

         Debe ser orientado. Si bien a trav�s de esta t�cnica se pretende fomentar la participaci�n individual y creadora de cada miembro del grupo; para lograr tal objetivo es necesario que el docente oriente las actividades y el proceso y adem�s promueva la claridad y concepci�n tanto de los conceptos como de los m�todos y t�cnicas empleados.

         Uso de la t�cnica de aprender-haciendo. En el taller los conocimientos adquiridos son fruto de la actividad personal a trav�s de una pr�ctica concreta. Lo que se escucha o se ve se olvida mas f�cilmente que aquello que se ha realizado pr�cticamente.

         Unificaci�n de la teor�a y la pr�ctica. En el proceso de aprendizaje a trav�s de talleres, tanto la teor�a como la pr�ctica son dos instancias que se complementan. La una sin la otra carece de sentido; por tal raz�n, este m�todo, si bien privilegia la pr�ctica dando especial �nfasis al �hacer�, ha de buscar a partir de all� referenciarlo con el componente te�rico que le da sustento.

         Aprender a aprender. Igualmente el taller busca que el participante, a trav�s de la vivencia de los procesos que se dan en su pr�ctica, asuma los conocimientos no como algo acabado sino como un elemento en continua transformaci�n y que hay que seguir procesando y mejorando. Con ello se pretende que cada participante ampl�e sus conocimientos y los recree con el acompa�amiento del orientador.

         Recuperar la realidad. En el taller, los participantes parten de su propia experiencia con respecto al conocimiento del tema a tratar; el orientador debe rescatar y promover la utilizaci�n de los saberes individuales y del colectivo incorpor�ndolos al proceso que est� desarrollando.

 

 

8.1. METODOLOG�A DEL TALLER

 

El desarrollo de las aptitudes y potencialidades del individuo y de las habilidades comunicativas tiene mayor impacto si se enfoca desde la metodolog�a del taller, orientando y estimulando debidamente su capacidad creadora; �ste podr� asumirse ejercitando alguna de las posibilidades propuestas como orientaciones para el desempe�o del recreador: deductiva, inductiva o casu�stica

 

         Deductiva: Mediante una corta presentaci�n te�rica del tema o de la problem�tica a tratar, los participantes recolectan e intercambian informaci�n, la analizan y plantean conclusiones o alternativas de soluci�n.

 

         Inductiva: Sobre el tema a tratar, los participantes presentan ejemplos, datos o aspectos espec�ficos del mismo. Con base en la informaci�n obtenida, se hace el an�lisis que conduzca al planteamiento te�rico final, sobre el que se puede llegar a la b�squeda de conclusiones y soluciones.

 

         Casu�stica. A partir del an�lisis de casos se busca llegar a formulaciones te�ricas y soluciones pr�cticas al problema general presentado.

 

Como ya se anot�, la metodolog�a a aplicar depender� de la habilidad del orientador para seleccionar la m�s conveniente, seg�n cada caso, aunque lo esencial del trabajo del taller estar� dado por el nivel de participaci�n de los integrantes. Se debe tener, igualmente, especial claridad en los criterios de selecci�n y aplicaci�n de las actividades, procurando mantener la din�mica, motivando cont�nuamente a sus pupilos hacia la tarea, dando cabida a las sugerencias de los participantes y evitando caer en la rutinizaci�n del proceso.

 

Tanto al inicio como al final de cada sesi�n se recomienda hacer din�micas grupales de reconocimiento y afianzamiento, tales como juegos de presentaci�n, de integraci�n, de animaci�n, de coordinaci�n, penitencias, din�micas de aplauso, y otros, que adem�s de divertir procuran la agilidad mental, el fortalecimiento de habilidades, la identificaci�n cultural, el reconocimiento del grupo, el auto-dominio y la confianza.

 

A continuaci�n relacionamos algunas sugerencias �tiles para el dise�o de talleres creativos recreativos:

 

         Determinar claramente los objetivos que se pretenden conseguir, pues ser�n el punto de referencia permanente.

         Determinar primeramente el tema a desarrollar y con base en �l, dise�ar el programa y seleccionar las actividades y m�todos a emplear.

         Programar debidamente el tiempo disponible de tal manera que sea suficiente para desarrollar el programa, teniendo en cuenta que lo m�s importante no es que se hagan �todas� las actividades, sino que se alcancen los objetivos previstos.

         Preparar oportunamente el escenario y los materiales y elementos necesarios para desarrollar el tema.

         Se debe programar el taller con suficiente anticipaci�n teniendo en cuenta las caracter�sticas y necesidades del auditorio.

         Fomentar el inter�s por la participaci�n permanente evitando la realizaci�n de sesiones demasiado largas que se tornan tediosas y agotadoras.

         Dar a conocer las instrucciones necesarias en forma clara y oportuna con el fin de enterar a los participantes sobre lo que se va a hacer y sobre las normas que se deben conservar.

         Dise�ar el programa con diversidad suficiente para que sea ameno y posibilite el desarrollo de las diferentes dimensiones de los participantes.

         Utilizar en su realizaci�n materiales y elementos de f�cil consecuci�n y con los cuales el participante tenga familiaridad.

 

 

8.2. ACTIVIDADES

 

El empleo adecuado de las actividades recreativas como �instrumento� en el taller, permite hacer placentero el proceso - de eso se trata- y contribuye positivamente al logro de los objetivos propuestos, a la vez que aporta elementos esenciales para el desarrollo del individuo a trav�s de la vivencia.

 

Para que la actividad recreativa produzca el efecto esperado es necesario que se maneje en forma equilibrada de acuerdo con los intereses y caracter�sticas del grupo y que responda a la intencionalidad del orientador y a los fines previstos. A continuaci�n presentamos la tipolog�a de las mismas, consignada en el documento de referencia:

 

         L�dicas: Orientadas a facilitar que el participante se relacione consigo mismo, con los otros participantes y con los objetivos, m�todos y tareas de la actividad (juegos de presentaci�n, de integraci�n, penitencias, juegos de mesa, etc.). Igualmente le permitir�n asumir la recreaci�n como elemento b�sico de su vida y crecimiento personal.

 

         Manuales y artesanales: Contribuyen a incrementar el desarrollo motriz, el conocimiento y manejo del cuerpo, a fomentar la capacidad creadora y a ampliar las posibilidades de expresi�n a trav�s de materiales. Fortalecen la creatividad, la autoafirmaci�n y la exploraci�n y desarrollo de aptitudes, habilidades y destrezas (actividades de expresi�n pl�stica y con materiales de desecho).

 

         Culturales: Se orientan a fortalecer el desarrollo de la dimensi�n intelectual del participante. A trav�s de la exploraci�n de la propia cultura y de la de los otros, podr� ampliar la concepci�n del mundo y asumir a los dem�s en su diferencia con mayor seguridad y facilidad. Son un amplio espacio l�dico donde se disfruta de una relaci�n armoniosa con sus similares a la vez que se identifica con sus ra�ces culturales (centro literario, jornada cultural).

 

         Deportivas: Adem�s de ser una oportunidad para el desarrollo de la dimensi�n f�sica, fomentan el sentido de pertenencia, el desempe�o en equipo, la capacidad de relacionarse, la valoraci�n de la cooperaci�n, el respeto a las normas, la solidaridad y el liderazgo (sugerimos en este caso los juegos pre-deportivos donde el inter�s por compartir debe desplazar al de competir).

 

         Sociales: Encausadas al fomento de las dimensiones sociales y s�quicas de la persona, posibilitan la expansi�n y el fortalecimiento de las relaciones y la valoraci�n de los otros, fundamentadas en el respeto y la aceptaci�n. Son oportunidades claras para estrechar los lazos de amistad y compa�erismo y por lo tanto dar cohesi�n al grupo (celebraciones).

 

         Ecol�gicas: Dirigidas a vigorizar las relaciones de las personas con el entorno natural; son una invaluable oportunidad de re-encontrar su afinidad con la naturaleza y ampliar su sentido de trascendencia y responsabilidad en la conservaci�n del ambiente (salidas de campo, caminatas, campismo).

 

 

 

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[1] FUNLIBRE. Vacaciones creativas y culturales. Colecci�n Tiempo Libre y Recreaci�n No. 12. Bogot�. 2001.

[2] MANFRED Max Neef, Elizalde, Antonio y Hopenhayn, Mart�n. Desarrollo a Escala Humana: Una opci�n para el futuro. CEPAUR � Fundaci�n Dag Hammarskj�ld, Medell�n: Proyecto 20 Editores, 1997.

 

[3] O�SULLIVAN, Elle. Setting a Course for Change � The Benefits Movement. Belmont: National Recreation & Park Association, 1999., p�gs. 16-18

Art�culo desarrollado por Osorio C., Esperanza, para el Programa de Formaci�n T�cnico Profesional en Recreaci�n Art�stica y Cultural, FUNLIBRE � CENDA, 1.999.

[4] Enciso, H. y Rico, C. Educaci�n para el Tiempo Libre, Funlibre, Santaf� de Bogot�, 1.998. Adaptaci�n de Antonio M. Clavijo R.