ANIMACION LUDICA: LAS LUDOTECAS -[1] Pedro Fulleda BanderaCoordinador General Sistema Nacional de Ludotecas INDER � Cuba |
|
Ir a m�s documentos: |
|
El juego, como animaci�n l�dica es, por definici�n, animaci�n sociocultural, y en consecuencia, desde el punto de vista de los espacios f�sicos para su desarrollo ocupa, por derecho propio, un lugar en las instituciones socioculturales, tradicionales o novedosas, como son -entre otras- las casas de cultura, bibliotecas, museos, hemerotecas, videotecas, salas de exposiciones y conciertos, teatros, mediatecas... La segunda mitad del siglo XX fue marco para el surgimiento en el mundo de un nuevo tipo de instituci�n sociocultural: las ludotecas. Conocida la primera experiencia en la ciudad norteamericana de Los Angeles, en 1934, estos espacios destinados a propiciar el juego infantil mediante la concertaci�n de juguetes y dem�s material l�dico, fueron progresivamente pasando de una funci�n esencialmente compensatoria en el plano social -brindar posibilidades de juegos con juguetes a ni�os de los sectores humildes de la poblaci�n- a otra mucho m�s abarcadora y necesaria, al insertar la actividad l�dica en los empe�os de formaci�n integral de la infancia, adquiriendo de tal modo su verdadera misi�n educativa. Luego de la aprobaci�n, el 20 de noviembre de 1959, de la Declaraci�n Universal de los Derechos del Ni�o -que en su Principio 7 se refiere a la educaci�n, la UNESCO en 1960 aprob� y difundi� internacionalmente el proyecto de las ludotecas. Nombradas de diverso modo -lekotek en Suecia y dem�s pa�ses n�rdicos, toy libraries en Inglaterra, Canad� y otras naciones de habla inglesa, brinquedotecas en Brasil, ludotecas en Francia, Espa�a, Portugal e Iberoam�rica-, en todas partes funcionan bajo el denominador com�n de contribuir a la educaci�n infantil a trav�s de la principal y m�s efectiva herramienta pedag�gica para el trabajo con los ni�os, por ser lenguaje universal y principal v�a de inserci�n en su realidad: el juego. �Qu� condicionantes b�sicas del juego infantil justifican la necesidad de las ludotecas en las circunstancias de la sociedad actual?. Las resumir� en las cinco siguientes: � El tiempo y el espacio �Cu�l es el tiempo que tienen los ni�os para jugar?. �Tienen tiempo para jugar dentro de la escuela?. �Es fuera de la escuela donde juegan?. �Cu�les son los espacios reservados a los ni�os para jugar?. �Es dentro de casa donde juegan?. �Pueden los ni�os jugar en las calles?. �Pueden frecuentar parques, plazas y otros espacios p�blicos destinados espec�ficamente para el juego?. La modernidad exige que el individuo se incorpore lo m�s temprano posible, y con la m�xima capacidad profesional, al competitivo mercado del trabajo, por lo que los adultos -padres y educadores- se preocupan por "formar" a los ni�os del modo m�s r�pido y eficaz posible para ello, a trav�s de una escolarizaci�n acelerada. Las cargas docentes y extracurriculares dejan muy poco margen de tiempo al ni�o para el juego libre, considerado incluso en ocasiones como algo banal. En cuanto al espacio, las modernas ciudades resultan escenario inadecuado para el juego infantil, por el riesgo del tr�nsito y la ausencia de �reas previstas a tal fin. Las viviendas carecen igualmente de condiciones para dicha actividad, y en las urbanizaciones es m�s frecuente que se prevean los espacios para los autom�viles que para el juego de sus peque�os habitantes. � Los jugadores �Juega el ni�o con otros de su misma edad?. �Tiene la posibilidad de intercambiar con ni�os m�s peque�os o mayores?. �C�mo se comporta su relaci�n con compa�eros de juego de sexo diferente?. �Juega con adultos?. �Juega solo?. La actual din�mica social dificulta notablemente la frecuencia de los encuentros entre ni�os y ni�as en un tiempo y un espacio adecuados para el juego libre. La disminuci�n del n�mero de hijos en las familias modernas conspira igualmente contra la posibilidad de encontrar compa�eros con quienes jugar de modo habitual, a lo que se agrega la poca disposici�n de los padres y dem�s adultos en el hogar para prestar atenci�n a las necesidades l�dicas de los peque�os. � Los medios l�dicos o juguetes �Con qu� recursos cuenta el ni�o para jugar?. �Puede �l escoger sus propios juguetes?. �Son los adultos quienes le imponen los juguetes con que ha de jugar?. �Qu� aprende el ni�o o la ni�a al jugar con sus juguetes?. Desde su conversi�n en mercanc�as, los juguetes se erigieron en medios de dominaci�n cultural y econ�mica, dirigidos al sector m�s vulnerable de la sociedad, que son los ni�os. Los comerciantes y fabricantes de juguetes, mediante la manipulaci�n de la publicidad a trav�s de los medios masivos de comunicaci�n, estimulan una cultura de consumo que nada tiene que ver con el verdadero valor del juguete como motivador de la acci�n l�dica. Los padres contribuyen, adem�s, a agravar el problema al imponer a sus hijos sus propias preferencias personales a la hora de adquirir juguetes para ellos. � Las acciones f�sicas y mentales del juego �Dentro de qu� etapa de su desarrollo transcurre el juego del ni�o?. �Est� en la etapa de las acciones concretas, f�sicomotoras?. �Est� en la del aprendizaje simb�lico, vivencial?. �Est� en la de socializaci�n mediante el cumplimiento de las reglas del juego?. �C�mo asimila el ni�o las particularidades de cada etapa en su tr�nsito por cada una de ellas, hacia la siguiente?. Ellas est�n muy condicionadas por los soportes l�dicos que, como vimos antes, son manipulados por un af�n consumista en medio de una alienante publicidad. As�, se estimulan la violencia, la competici�n irracional, la discriminaci�n en sus diversas manifestaciones, la diferenciaci�n sexista en el tratamiento de juegos y juguetes, el individualismo mediante sofisticados implementos que anulan la socializaci�n y provocan la p�rdida de la comunicaci�n afectiva intergeneracional, entre otros problemas para cuya soluci�n no se trata tan s�lo de rescatar y aplicar juegos tradicionales, cuyo valor no rebase lo esencialmente etnol�gico, sino sobre todo de rescatar la tradici�n de jugar, mediante acciones de integraci�n que estimulen la honestidad, la solidaridad y la aceptaci�n de las diferencias, entre otros valores humanos. � La relaci�n medio-fin �Est� concebido el juego como un fin en s� mismo, para brindar placer al ni�o?. �Se le emplea para la consecuci�n de un objetivo diferente?. �Se pretende pedagogizar toda la actividad l�dica del ni�o?. �Cu�l es el prop�sito educativo que subyace en la propuesta l�dica en que participa?. El af�n de escolarizaci�n precoz se ha erigido en un fin al que se subordinan todas las acciones educativas, entre ellas las l�dicas. De tal modo surgen los denominados "juegos did�cticos", recursos pedag�gicos concebidos como herramientas del trabajo escolar a costa de sus valores recreativos. La p�rdida del valor esencial del juego como fin en s� mismo puede provocar la desmotivaci�n del grupo infantil, que optar� por generar sus propias acciones propiciadoras de placer, no siempre las m�s adecuadas para la estabilidad y buena marcha de la familia, la escuela y la sociedad. Cuando estas dificultades se presentan, particularmente dentro de los patrones de la educaci�n formal, se hacen necesarias las alternativas de la educaci�n no formal, dentro de las cuales las ludotecas resultan la v�a m�s efectiva para propiciar una adecuada educaci�n por el juego para todas las edades y no s�lo para la infancia. El principal objetivo de una ludoteca, como equipamiento de educaci�n por el juego, es brindar a quienes participan en ella actividades para el desarrollo del juego, de forma libre y espont�nea. Esta definici�n encierra dos conceptos importantes: - Brindar alternativas de juego ����������� Significa que la ludoteca es, ante todo, un espacio donde se ofrece un servicio de car�cter l�dico, por lo que debe ser agradable para la ocupaci�n del tiempo libre y la recreaci�n de las personas. En ninguna ludoteca tienen cabida acciones que respondan a estrictos planes y programas, a esquemas evaluativos o a compromisos de tal �ndole que conviertan la actividad l�dica en un medio, dejando de ser un fin en s� misma. Por otro lado, deben estar convenientemente dotadas de recursos -material l�dico y actividades- que satisfagan las dis�miles alternativas de gustos e intereses de los participantes, y no responder a una concepci�n excluyente de ofertas v�lidas a sus fines educativos. - Desarrollar el juego de forma libre y espont�nea ����������� La ludoteca se concibe como un espacio de re-creaci�n, esto es, de renacimiento de la individualidad, del propio ser, en el af�n del desarrollo integral de la persona. Por eso es indispensable que su funcionamiento se caracterice por la libertad y la espontaneidad en las acciones l�dicas que ejecuten quienes participen en ella. ����������� Otro objetivo igualmente importante de las ludotecas es el de contribuir al desarrollo de los aspectos cognoscitivos y afectivos de la personalidad del individuo desde la infancia, facilitando su inserci�n en el medio sociocultural en que debe vivir. Este es el inter�s primario de la educaci�n, y por tanto el punto de contacto entre los prop�sitos de la instituci�n escolar y de las ludotecas, aunque lo procuren con m�todos diferentes: por un lado con la actividad docente, y por el otro con la actividad l�dica. ����������� Todo aprendizaje es -principalmente- experimentaci�n, y como tal conlleva una real posibilidad de errar. Cuando tiene que transcurrir bajo la amenaza de un resultado evaluativo, la personalidad puesta a prueba se cohibe y el proceso puede afectarse. Cuando aquel factor no est� presente, el miedo al error desaparece, la experimentaci�n resulta libre y espont�nea, y el aprendizaje es favorecido en gran medida. Tal es la posibilidad de la L�dica en su acci�n por el desarrollo humano, que pueden brindar las ludotecas como espacios de educaci�n por el juego y de verdadera recreaci�n en el tiempo libre.
Para lograr los resultados esperados en la gesti�n ludotecaria es preciso apuntar hacia el cumplimiento de las siguientes funciones principales de las ludotecas: � Pedag�gica: el desarrollo de las capacidades cognoscitivas y creativas mediante la estructuraci�n de estrategias de pensamiento desde la infancia. � Social: la inserci�n del individuo en su entorno sociocultural, estimulando los procesos de cooperaci�n, solidaridad y participaci�n. � Cultural comunitaria: el fortalecimiento de los sentimientos de pertenencia desde un mayor conocimiento de la historia y las tradiciones, que definen la identidad nacional. � Comunicaci�n familiar: la estimulaci�n a los procesos afectivos y de relaci�n intergeneracional dentro de la familia, como c�lula b�sica de la sociedad. � Animaci�n recreativa: las alternativas de ocupaci�n del tiempo libre de forma sana y provechosa, para todos los grupos et�reos y de g�nero.
De acuerdo con el contexto en que han de cumplir sus funciones, las ludotecas pueden ser de diferentes tipos. La clasificaci�n m�s aceptada se fundamenta en dos aspectos: su ubicaci�n y el universo poblacional al cual se dirigen. De tal modo tendremos: � Ludotecas escolares La escuela es, por incuestionable derecho, la instituci�n sociocultural m�s importante de la comunidad. La ubicaci�n en ella de una ludoteca permitir� a esta disfrutar del prestigio y reconocimiento social del centro escolar, pero al mismo tiempo aportar� a este una nueva dimensi�n participativa, que contribuir� a desarrollar entre los alumnos, padres y pobladores en general los sentimientos de pertenencia hacia la escuela, y consecuentemente el grado de responsabilidad con su conservaci�n y buen funcionamiento. Generalmente tienen como su principal prop�sito brindar servicios a los alumnos de la misma escuela, por lo que en cuanto al universo poblacional que atienden pueden clasificarse, adem�s, como ludotecas infantiles o juveniles, seg�n se trate de un centro de la ense�anza primaria o secundaria. � Ludotecas p�blicas Se refiere a las ubicadas en otros equipamientos socioculturales en la comunidad, como son: casas de cultura, museos, bibliotecas, centros recreativos, c�rculos sociales, o en otros sitios, as� como aquellas en espacios dispuestos espec�ficamente para la funci�n de ludoteca. En sentido general resultan m�s dif�ciles de organizar y mantener que las escolares -pues carecen del apoyo infraestructural de estas-, pero a cambio pueden brindar un servicio especializado m�s abarcador en su entorno, al no estar limitadas por los horarios y dem�s normativas de la vida escolar, pudiendo funcionar con m�s facilidad justo en el momento en que m�s necesarias resultan las ludotecas: en el tiempo libre de los ni�os, adolescentes, j�venes y adultos, porque -adem�s- cada una tiene la posibilidad de abarcar un universo poblacional mayor, que incluye a todas las edades. Por tales caracter�sticas resultan, sobre todo cuando disponen de instalaciones propias, el tipo ideal de ludotecas, al cual apuntan los proyectos m�s generalizados mundialmente. Una alternativa muy adecuada es ampliar el concepto de la ludoteca escolar para que, aunque est� radicada en la escuela, se abra al entorno social, funcionando en horarios extraescolares y con servicios multigeneracionales, como ludoteca p�blica. � Ludotecas hospitalarias La ludoterapia ha estado, desde tiempos atr�s, incorporada a la pr�ctica m�dica. Pero la existencia de ludotecas en los hospitales para pacientes infanto-adolescentes es un recurso de estas d�cadas. Se trata, no de aplicaciones del juego a investigaciones psicol�gicas, sino de disponer de espacios habilitados para el juego libre, atendidos con una intencionalidad educativa al mismo tiempo que m�dica. � Ludotecas laboratorios Se trata de centros anexos a otras instituciones vinculadas a la actividad docente o l�dica por diversas razones, que la emplean para la experimentaci�n o la formaci�n de especialistas. As�, pueden surgir en universidades e institutos pedag�gicos, empresas productoras de juguetes, entidades de investigaciones psicol�gicas o sociol�gicas, entre otras. Evidentemente, en ellas se corre el riesgo de despojar a la actividad l�dica de su car�cter libre y espont�neo, convirti�ndola en un medio para el prop�sito investigativo, lo cual plantea a sus promotores la necesidad de un cuidadoso enfoque del asunto. De hecho toda ludoteca, de cualquier tipo, ser� siempre un sitio adecuado para la investigaci�n de la conducta humana a trav�s del juego. De lo que se trata es de conducir este proceso de forma que el ni�o, adolescente o joven no sea consciente de ello y no se sienta un objeto de experimentaci�n, lo cual es la funci�n principal de los especialistas que atienden estas instituciones. � Ludotecas m�viles Llevar la actividad l�dica -con sus recursos humanos y materiales- a los sitios m�s alejados o carentes de espacios recreativos adecuados, as� como tambi�n desarrollar la funci�n de animaci�n en el barrio, son los prop�sitos esenciales de este tipo de ludotecas, al cual corresponden f�rmulas como los denominados "ludobuses", la experiencia brasile�a del "circo do povo", y en Cuba los "planes de la calle". Conviene considerar esta variante como un servicio a brindar por las ludotecas de todos los tipos vistos, extendiendo su alcance dentro de la comunidad, seg�n una programaci�n permanente y con ofertas para todas las edades. En sentido general, cualquiera que sea su tipo, las ludotecas tienen como denominador com�n la presencia, en sus estilos de funcionamiento, de una bien definida intencionalidad educativa, pues son, a la vez que centros de recreaci�n para la ocupaci�n del tiempo libre, instituciones basadas en la actividad l�dica como recurso pedag�gico. Esto las diferencia esencialmente de otros espacios recreativos, como salas de juego, �reas deportivas, etc. El factor principal para lograrlo es la labor del ludotecario, especialista encargado de su atenci�n, pues no se limita s�lo a la custodia y prestamo de los recursos existentes, sino que conforma con ellos todo un programa de acci�n que, adem�s de transcurrir de forma grata y espont�nea, cumpla las funciones ya vistas para estas instituciones. Concebida de tal modo, la ludoteca es un espacio de encuentro, relaci�n, participaci�n y cooperaci�n, en el que adultos especializados, a trav�s de juegos y juguetes instructivos propician acciones encaminadas hacia una educaci�n integral, activa y creativa, respetando la individualidad y favoreciendo la sociabilidad. Ellas dan una adecuada respuesta al siguiente prop�sito planteado en la edici�n de mayo de 1991 de la revista Correo de la UNESCO: "No se trata de educar mediante el juego, sino m�s bien de imaginar una educaci�n para el juego; esto es: imaginar y aplicar t�cnicas y actividades para desarrollar o reanimar la capacidad de jugar".
ALTERNATIVAS PARA LA GESTION LUDOTECARIA
Las dificultades econ�micas con que muchos pa�ses tienen que enfrentar su existencia conspiran contra los proyectos socioculturales que, como las ludotecas, no resultan prioridades para los intereses de los c�rculos de poder. Por tal raz�n, es com�n que en esas naciones la gesti�n ludotecaria sea acometida por entidades filantr�picas, por fundaciones, y muchas veces formando parte de programas de solidaridad internacional. Tal realidad ha hecho surgir alternativas a la gesti�n ludotecaria por parte de educadores y trabajadores sociales empe�ados de todas formas en acometer, en sus realidades nacionales, estos programas de animaci�n l�dica a nivel comunitario, con resultados que se distancian de los esquemas de ludotecas propios de pa�ses desarrollados, donde cuentan con espacios destinados a tal fin y con abundantes recursos. Se trata de concebir la acci�n como un servicio ludotecario que se brinda en muy dis�miles circunstancias dentro de la comunidad La brasile�a Cecilia de Simone da la siguiente "Receta para hacer una ludoteca":
����������� Cajas, latas y alegr�a,����� ����������������No es dif�cil, ya ver�s, ����������� Pintura, cola y poes�a,������������������� Y pronto organizar�s, ����������� Muchos ni�os por doquier,������������ Si te lanzas a jugar, ����������� Y tantas ganas de hacer.��������������� "Ludos" en cada lugar. ����������� Bolsas, l�piz y pincel,�������������������� Y aunque algunos no lo quieran, ����������� Muchas hojas de papel,����������������� Hay muchos ni�os que esperan. ����������� Instrumentos... �la canci�n!,���������� �Int�ntalo, por favor, ����������� Y un ni�o en el coraz�n.���������������� Con tu alegr�a y tu amor!.
Se evidencia que lo m�s importante para la existencia de una ludoteca -o la prestaci�n de un servicio ludotecario- no es la presencia de un local equipado con vistosos juguetes, sino la capacidad motivacional de sus promotores para dar respuesta a la necesidad vital de las personas respecto al juego en cualesquiera circunstancias, al aire libre, con o sin implementos, incluso s�lo con el propio cuerpo como �nico recurso, en un activo intercambio de sensaciones y experiencias con sus semejantes, principio v�lido en cualquier lugar, pero sobre todo en las condiciones econ�mico-sociales mencionadas. En Cuba hemos optado por tales alternativas para poner en funcionamiento un sistema nacional de ludotecas concebido como la concertaci�n de todas las instituciones -estatales y comunitarias- que participan en este empe�o educativo, recreativo y cultural, con los prop�sitos esenciales de: � Aplicar una estrategia com�n de desarrollo. � Alcanzar los m�ximos resultados en la gesti�n ludotecaria. � Optimizar los recursos humanos y materiales de que se disponga.
En sentido general, el empe�o se fundamenta en la prestaci�n del servicio ludotecario por parte de diversas instituciones socioculturales existentes en la comunidad, bajo una concepci�n de gesti�n de recursos y medios l�dicos con una acci�n ampliamente participativa, dentro de una estrategia de desarrollo que prioriza los dos siguientes tipos de ludotecas: p�blicas y escolares. Una ludoteca p�blica es -dentro del sistema nacional cubano- la modalidad insertada en alguna otra instituci�n sociocultural de la comunidad, o que cuente con espacio propio, teniendo como caracter�stica principal la posibilidad de actuar en el tiempo libre de las personas, y que permita la optimizaci�n de recursos humanos y materiales para la prestaci�n de un servicio ludotecario permanente, sistem�tico y eficaz, en condiciones de f�cil acceso para todos los interesados, de todos los grupos et�reos y de g�nero. Las instituciones que poseen en gran medida esas caracter�sticas en Cuba son: � Casas de cultura, donde la animaci�n l�dica se vincula a los proyectos de trabajo educativo y de cultura popular tradicional. � Bibliotecas p�blicas municipales y provinciales, dentro de los proyectos de promoci�n cultural que se realizan en sus salas infantiles y juveniles. � Museos, principalmente con actividades vinculadas a la educaci�n patri�tica y a un mejor conocimiento del entorno natural y social. � Centros recreativos, bases de campismo, clubes juveniles, c�rculos sociales, y dem�s instalaciones para el tiempo libre, como parte de las alternativas que brindan para el esparcimiento de la poblaci�n en general.
Seg�n el universo poblacional al que se dirijan especialmente, dichas ludotecas p�blicas podr�n clasificarse como: infantiles, juveniles o mixtas. Las ludotecas p�blicas infantiles son un espacio adecuado para acciones de juego libre con la participaci�n de ni�os y ni�as entre 5 y 11 a�os de edad, principalmente, y dotadas con material l�dico diversificado para las diversas edades y sexos, que abarque: � El juego vivencial (de roles de imitaci�n a la vida). � El juego de reflexi�n (con tablero, cartas, rompecabezas, etc). � El juego predeportivo (con aros, pelotas, bolos, suizas, etc). � El juego de animaci�n (con rondas, disfraces, t�teres, magia, etc). � El juego de expresi�n pl�stica (con pintura, modelado, rasgado, etc). � M�sica y literatura infantil. � Taller l�dico (para la construcci�n y reparaci�n de juguetes). Las ludotecas p�blicas juveniles son un espacio habilitado con mesas y sillas, pues en ellas las acciones l�dicas a desarrollar -para adolescentes, j�venes y adultos- son sobre todo las catalogadas como "de reflexi�n", entre las que figuran: � Juegos de estrategia (contribuyen al desarrollo de estrategias de pensamiento l�gico, t�ctico y creativo, formando parte de lo que la pedagog�a define como "t�cnicas para aprender a aprender"). � Juegos de simulaci�n (contribuyen a un mejor conocimiento de determinados aspectos de la realidad, mediante una esquematizaci�n de esta en sus diversas manifestaciones). � Juegos de rol (contribuyen a ejercitar la toma de decisiones, la voluntad y la cooperaci�n dentro del colectivo humano, en condiciones de experimentaci�n mediante el simbolismo l�dico). � Juegos de modelaci�n hist�rica, JUMOHIS (contribuyen al mejor conocimiento de acontecimientos hist�ricos para la formaci�n de sentimientos patri�ticos y universales). � Otros tipos de juegos adecuados para estas edades (de habilidad, de competici�n, de modelismo, de animaci�n, etc). � Taller l�dico (para la creaci�n y reparaci�n del material l�dico).
La atenci�n a cada ludoteca p�blica recae sobre uno o m�s ludotecarios, educadores especializados en animaci�n l�dica, cuya selecci�n, capacitaci�n y atenci�n metodol�gica se aborda multisectorialmente, como el eslab�n m�s importante del sistema. En cuanto a las ludotecas escolares, constituyen la piedra angular del sistema nacional cubano, concebidas para prestar -de forma masiva en todo el pa�s- el servicio ludotecario en las escuelas primarias y secundarias b�sicas, como las instituciones socioculturales m�s importantes de la comunidad. Aun cuando algunos autores niegan la posibilidad, o conveniencia, de integrar en una misma instituci�n ambos procesos educativos -lo docente y lo l�dico-, otros muchos lo recomiendan dentro de una concepci�n renovadora de la pedagog�a. Por ejemplo, el educador gallego Miguel Longo Formoso da la siguiente aproximaci�n al tema: "Hasta ahora, la escuela adopt� una actitud hostil ante el juego por la supuesta oposici�n al trabajo. Hostilidad compartida por los padres que lo rechazan con la idea de que es p�rdida de tiempo y energ�a... Es aconsejable tener una actitud distinta ante el juego y el juguete, y una manera diferente de servirse de ellos... La apertura de la escuela a las actividades l�dicas mejorar�a las relaciones entre escolares y maestros e implicar�a una toma de conciencia, por parte de estos, de su nuevo rol. Todo lo que tiene de positivo el juego puede ser transferido al proceso de ense�anza-aprendizaje, incorpor�ndolo a la escuela a trav�s de ludotecas adecuadamente estructuradas. La ludoteca har�a de mediadora pedag�gica entre el juego y la escuela". Pedagogos y psic�logos coinciden en la importancia del juego como componente de la educaci�n y base -a partir del despliegue de imaginaci�n y fantas�a que le es intr�nseco- del pensamiento creativo desde la infancia. La escuela no puede obviar esa realidad. Tal como la biblioteca escolar es recurso para el desarrollo del conocimiento, la ludoteca escolar debe serlo para la ejercitaci�n de estrategias de pensamiento creativo, con id�ntica influencia en los resultados del proceso docente. Esta comprensi�n es esencial para aceptar la ludoteca, no como un simple espacio de juego que resuelva las necesidades recreativas en el tiempo ocioso de los alumnos, sino sobre todo como una instituci�n indispensable en el contexto escolar, en funci�n de una pedagog�a l�dico-creativa m�s acorde con la formaci�n integral del ser humano.
�C�mo brindar en la escuela un adecuado servicio ludotecario?. Veamos las siguientes recomendaciones esenciales. La definici�n de prop�sitos Como en todo planteamiento probl�mico, la tarea inicial ser� establecer con claridad qu� -y por qu�- vamos a hacer. Para ello, confeccionemos, empleando la t�cnica de encuestas, una relaci�n de prop�sitos como los siguientes: a)�������� Crear la ludoteca para brindar servicios a todos los grados de la escuela, con funcionamiento diario dentro de la jornada docente, a la que tengan acceso todos los alumnos con la mayor frecuencia posible en su rotaci�n, de acuerdo con la composici�n de la matr�cula y el horario escolar. b)�������� Definir las caracter�sticas fundamentales de los grupos et�reos entre los alumnos que atender� la ludoteca, su composici�n por sexos, evaluaci�n del comportamiento y del aprovechamiento escolar, principales motivaciones y propuestas respecto a la ludoteca. c)�������� Valorar los principales aspectos sociales en torno al proyecto, como el nivel de vida promedio de las familias, las relaciones de los padres con la escuela, la existencia de otros equipamientos socioculturales y de ofertas recreativas, la presencia de centros de trabajo, instituciones y organizaciones que puedan apoyar el funcionamiento de la ludoteca. d)�������� Evaluar, adem�s, la posibilidad de brindar un servicio p�blico sistem�tico, en determinados horarios, a ni�os del entorno social de la escuela, como parte de programas de trabajo comunitario. e) Planificar el funcionamiento p�blico de la ludoteca en fines de semanas y etapas vacacionales, con actividades de animaci�n en el barrio, como "planes de la calle", festivales deportivo-recreativos, etc. Los recursos humanos No es ocioso reiterar que para llevar adelante la ludoteca escolar, como ocurre con todo proyecto, el recurso fundamental ser� siempre el ser humano, quien tendr� que concebirla, asegurarla y desarrollarla. La escuela tiene a su favor para este fin el rico potencial de su personal docente -maestros, bibliotecarios, auxiliares pedag�gicos- y puede tambi�n movilizar la participaci�n de activistas desde la comunidad. Tambi�n los alumnos deber�n asumir responsabilidades en este sentido, pasando de "usuarios" pasivos a ser activos colaboradores, como parte del prop�sito de la ludoteca de desarrollar en ellos h�bitos de responsabilidad social, sentimientos de pertenencia a partir de su participaci�n en la toma de decisiones, y estilos de pensamiento creativo con la aplicaci�n de din�micas de grupo para la b�squeda de soluciones a los problemas que la existencia de la ludoteca plantea. De tal modo, es preciso conformar un equipo de trabajo representativo de todos estos factores, que asuma la creaci�n de la ludoteca, primero, y su funcionamiento, despu�s. El principal requisito que debe exigirse a alguien para integrarlo es tener una cabal comprensi�n de la importancia de la tarea y una inagotable y contagiosa aptitud l�dica; esto es: para jugar y hacer jugar. Ser� m�s f�cil de lo que parece, si se tiene en cuenta que en casi todos los seres humanos sobrevive la necesidad l�dica que les llena de entusiasmo ante una motivaci�n atractiva, y que es m�s viable cuando el individuo est� liberado del rigor del trabajo, como ocurre con los abuelos y otras personas ya jubiladas, o cuando tal prop�sito se integra a los objetivos profesionales, como es el caso de los educadores en general. La necesidad de espacios y materiales Uno de los argumentos m�s socorridos para explicar la inexistencia de la ludoteca en una escuela es la falta de espacios, lo cual responde a la concepci�n de que aquella requiere, invariablemente, de un sal�n con determinadas condiciones. Naturalmente que este facilita las cosas, pero si no existe es preciso acudir a aulas, comedor, biblioteca, patio, �reas deportivas o pasillos, convirtiendo toda la escuela en ludoteca. La variante debe ser analizada y resuelta por el equipo gestor, evaluando -adem�s- la ganancia que puede representar para la instituci�n escolar dedicar al servicio ludotecario un �rea permanente, incluso retir�ndola de otra funci�n. M�s angustiosa puede ser la soluci�n de los recursos materiales, particularmente juguetes instructivos y juegos adecuados seg�n el universo estudiantil del centro -matr�cula, edades, sexos e intereses motivacionales-, en condiciones de limitaciones financieras para acceder a la producci�n y al mercado de medios l�dicos. En este aspecto, la b�squeda creativa de soluciones de manera conjunta, la gesti�n colectiva y el apoyo de la comunidad, son indispensable para asegurar la existencia y vida posterior de la ludoteca, pues se trata de recursos gastables, que es necesario reponer frecuentemente. El proyecto integrador ��JAJA!... una carcajada a la vida� tiene como una de sus acciones principales la edici�n de la Colecci�n LIBROJUEGOS, para ofrecer alternativas de juegos instructivos (tradicionales, de estrategia, de simulaci�n, de rol, y de modelaci�n� hist�rica) a las ludotecas. Algunas recomendaciones al respecto son las siguientes: a)�������� Solicitar a cada persona involucrada -alumno, maestro, madre y padre, entre otros- el aporte de un juguete a la ludoteca. Esta campa�a puede hacerse habitual en fechas significativas, como jornadas dedicadas a los ni�os, conmemoraciones de la escuela, etc. b)�������� Gestionar el apoyo de centros de trabajo, instituciones y organismos del territorio, que apadrinen a la escuela y a su ludoteca. c)�������� Movilizar la acci�n creadora de alumnos, maestros, madres y padres, para la sistem�tica confecci�n de juegos y juguetes de forma artesanal, para lo cual puede convocarse a concursos de creaci�n. En la gesti�n material es importante hacer una adecuada selecci�n de los medios l�dicos a emplear, propiciando aquellos que puedan tener una vida �til m�s prolongada y permitan un n�mero mayor de participantes en el juego, preferentemente de forma cooperativa. Deben evitarse juguetes que estimulen la violencia y los muy sofisticados o que requieran de accesorios dif�ciles de adquirir o emplear. Los confeccionados de forma artesanal deben ser revisados para evitar la presencia de elementos peligrosos, como aristas afiladas, puntillas, objetos peque�os que puedan ser introducidos en bocas, ojos, narices u o�dos, entre otras muchas medidas de seguridad, no siempre suficientes. Tambi�n deben exclu�rse totalmente los juguetes grotescos, destinados a provocar temor o que sean ofensivos a principios �ticos y de igualdad racial o de g�neros. El juguetes es el mejor amigo del ni�o, y en ning�n momento debe resultar agresivo a su integridad f�sica o moral.
Creada la ludoteca, bien sea p�blica o escolar, es preciso aplicar determinadas normas b�sicas para su adecuado funcionamiento, o gesti�n ludotecaria. Los tres siguientes principios son fundamentales. 1.� La ludoteca ha de preservar su estilo de trabajo Pese a subordinarse administrativamente a la escuela o instituci�n sociocultural donde radique, la ludoteca debe diferenciarse de esta en cuanto a su quehacer. En el orden pr�ctico esto puede concretarse con medidas como las siguientes: a)�������� Debe tener un nombre propio, que motive la fantas�a y la identifique, as� como tambi�n un sencillo reglamento interno que norme sobre todo los deberes y derechos de quienes acudan a ella. b)�������� Deben elaborarse los programas de acci�n para la ludoteca a partir de sus objetivos y funciones, en correspondencia con los intereses de la instituci�n, y evaluar de modo sistem�tico su desarrollo para introducir oportunamente las modificaciones necesarias. c)�������� En una escuela la ludoteca debe recibir a todos los alumnos, seg�n la rotaci�n que se establezca, y no emplearse como recurso s�lo para estimular a quienes se consideren, por sus maestros, como los m�s destacados. Seguramente los rezagados requieran m�s de ella para su formaci�n integral y la correcci�n de sus conductas. d)�������� Debe asegurarse en la ludoteca la pr�ctica del juego libre, y no imponer actividades s�lo con juegos denominados "did�cticos" o acciones directivistas, lo que convertir�a su accionar en una prolongaci�n del trabajo escolar. e) Los recursos y medios puestos a disposici�n de la ludoteca deben preservarse adecuadamente, as� como el fondo de tiempo requerido por sus animadores para ejercer sus funciones tanto en el centro como en la comunidad, seg�n se programe. Convendr�a la designaci�n de alguno para la tarea de ludotecario a tiempo completo. 2. �La ludoteca ha de estructurar su funcionamiento Teniendo en cuenta el universo poblacional con que se trabaje y las condiciones materiales de que se disponga, se decidir� el estilo funcional de la ludoteca, consider�ndose las siguientes propuestas: a)�������� Disposici�n previa de espacios de juego. Puede aplicarse cuando existan varias �reas, cuyos contenidos se pueden especializar, o un �rea grande que pueda subdividirse en rincones espec�ficos. No debe hacerse si fuese imposible -por razones de distancia u otras- pasar libremente de un espacio de juego a otro. Propicia la labor tutelar de los ludotecarios, al preparar previamente el escenario de juego seg�n sus proyectos educativos, pero en ning�n caso ellos deben interrumpir cualquier acci�n de los participantes para modificar, durante el juego, los espacios previstos, valorando tales cambios como propuestas a incorporar en la concepci�n anterior. Espacios de juego a prever podr�n ser: para el juego vivencial (de roles de imitaci�n a la vida), para el juego de reflexi�n (rompecabezas, cartas, juegos de armar, de tableros, etc.), para el juego de animaci�n y predeportivo (que pueden practicarse al aire libre), taller l�dico (para la construcci�n y reparaci�n de juegos y juguetes). b)�������� Espacio abierto para el juego. Es una variante adecuada cuando el sitio es muy reducido, o la predeterminaci�n pueda limitar la libertad de opci�n. En este caso se sit�an los medios en cajones o estantes, al alcance del participante, quien decide d�nde y c�mo jugar con ellos. En comparaci�n con la variante anterior, esta favorece la iniciativa personal y el rol de l�der, pero en menor medida la sociabilizaci�n, lo que puede provocar la intervenci�n de los ludotecarios en beneficio de los m�s t�midos, que en tales circunstancias tienden a cohibirse al entrar en contacto con los dem�s mediante la alternativa de juego que ellos mismos deben improvisar. c)�������� Renovaci�n frecuente de sus planteamientos. Hasta lo m�s agradable, cuando se reitera demasiado termina por aburrir. La ludoteca debe evitarlo renovando cada cierto tiempo (considerando las propuestas) tanto su material l�dico como su estructura funcional. Es inconveniente poner en uso todos los medios que se posean; debe dejarse una reserva que permita tal renovaci�n. Un juguete que se saque de uso un tiempo, cuando retorne ser� visto como novedoso. Tambi�n habr� que modificar la disposici�n de los espacios de juego y la ambientaci�n general. Por ello la ludoteca no deber� tener divisiones permanentes y r�gidas, as� como tampoco ser decorada de forma que dificulte, o haga costosa, una transformaci�n. d)�������� Evaluaci�n sistem�tica de sus resultados. Cada d�a de actividad en la ludoteca ha de ser de plena experimentaci�n para los ludotecarios, quienes deben observar constantemente el desarrollo del juego libre, interviniendo tutelarmente cuando sea preciso para garantizar las normas de conducta y el dominio de las nuevas propuestas de juego, y sacando de ello las conclusiones necesarias para perfeccionar tanto el ordenamiento funcional de la instituci�n como sus programas de acci�n. Pero, �cuidado!... toda evaluaci�n tendr� un absoluto car�cter interno, y de ning�n modo deber� aplicarse para calificar a los participantes, siendo preciso que ellos ignoren esta parte "oculta y necesaria" de la instituci�n. La mejor evaluaci�n en la ludoteca ser�n las espont�neas conductas durante el juego, y los ludotecarios han de estar alertas para interpretarlas. e)�������� Reducci�n al m�nimo de la parte burocr�tica. Los controles necesarios a llevar en una ludoteca pueden resumirse a lo siguiente: � Registro de asistencia (nombre, edad y sexo de cada participante). � Registro de miembros (en el caso de existir clubes o talleres organizados permanentemente, con los datos de los inscriptos en ellos). � Registro de asociados (las personas o instituciones que colaboran con la ludoteca, as� como su localizaci�n). � Programas de acci�n y planes de trabajo (contienen los proyectos y las actividades principales y sistem�ticas). � Fichas del material l�dico y sus reglamentaciones (para su control, descripci�n, clasificaci�n y evaluaci�n). � Memorias (res�menes de proyectos, conclusiones principales, resultados de investigaciones, etc., incluyendo material audiovisual). 3.� La ludoteca ha de promover v�as de participaci�n El programa de acci�n de la ludoteca debe concebir acciones complementarias al juego libre, que estimulen la participaci�n en pos de objetivos concebidos en los prop�sitos de la instituci�n. Estos son algunos ejemplos: a)�������� La inscripci�n en talleres de creaci�n para la confecci�n de cometas, t�teres, y otros juguetes con material de desecho, as� como para el aprendizaje de t�cnicas de expresi�n corporal (danza, pantomima...) y de artes pl�sticas (pintura, dibujo, modelado...). b)�������� La creaci�n de ludoclubes para la pr�ctica de determinados juegos de sociedad, encauzando la inclinaci�n asociacionista de adolescentes y j�venes y propiciando los intereses de especializaci�n en los mismos, mediante la categorizaci�n de ludomasters (o �maestros en juegos instructivos�). c)�������� La convocatoria a concursos de creaci�n de juguetes, de investigaci�n de juegos tradicionales, y otros que movilicen la acci�n hacia la comunidad y contribuyan al desarrollo de la cultura l�dica. d)�������� La celebraci�n de los festivales de ludoteca, con eventos individuales y colectivos de amplia participaci�n l�dico-recreativa y de debates. e)�������� La confecci�n de murales y boletines para divulgar sus actividades. f)��������� La realizaci�n de encuentros con familiares y educadores. ����������� De tal modo, la gesti�n ludotecaria debe asegurar los mecanismos de control, orden y disciplina que garanticen el buen funcionamiento de la instituci�n, as� como las relaciones interpersonales sin afectar el ambiente de frescura, libertad y espontaneidad que ha de estar presente en todo momento, a fin de que quienes acudan a la ludoteca experimenten la irresistible necesidad de volver.
|
|
|
Uso apropiado de los documentos:
Los documentos pueden ser bajados o impresos (una sola copia). Usted esta en libertad de editarlos y usarlos en sus proyectos, dando el cr�dito al autor del documento. Esta prohibido, moral y legalmente, vender el documento o hacer una reproducci�n del mismo con �nimo de lucro. No esta autorizado copiar, extraer, resumir o distribuir documentos fuera de su propia organizaci�n, de manera que compita o substituya la base de documentos de FUNLIBRE.
|
Nos interesa conocer sus comentarios sobre los documentos Env�enos un mensaje
|
|
[1]� [1] Ponencia presentada en el VIII Congreso Nacional de Recreaci�n, realizado entre el 27 y el 29 de Mayo de 2004. Bogot�, D.C., Colombia.